Capítulo 6: Cicatriz

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La pantalla de mi móvil resplandeció en la oscuridad de la habitación.

Eran apenas las 5:00 de la mañana.

¿Quién en su sano juicio manda un mensaje a otra persona a esa hora?

Okey, nadie.

Lo desbloqueé y lo observé, tratando de aclarar mi visión que aún era borrosa.

Era una dirección.

Del mismo número de aquella llamada, era el hombre que me llamó, aquel que dijo que mamá no se suicidó.

¿Debería ir?

Pero entonces el aparato volvió a vibrar en mis manos.

→Es importante, te quiero a las 7:00 a.m. allí. SOLA←

Oh, mierda.

MIERDA.

Joder, ¿voy?

☆☆☆

Y tras dos horas, aquí me tenéis. Iba llegando apenas cuando vi que de dentro salió alguien que se me hizo familiar pero desapareció y no le di mucha importancia.

—Hola, dígame su nombre señorita— dijo amablemente la chica de la entrada.

Espera, desde cuándo te piden el nombre en un local como este.

—April— dije tras pensarlo— April Walker.

—Oh, es usted, sígame por favor.

La obedecí y me dejó delante de una mesa que tenía un sobre.

Un MALDITO SOBRE.

Joder.

—¿Le traigo algo de comer o beber?— negué con la cabeza y tomé el sobre en la mano. La chica volvió a su oficio.

Me senté. Esto había que tomarlo con calma.

Lo detallé; un sello muy raro estaba incrustado a uno de sus costados, un filo de rayas blancas y rojas decoraban el otro. La dirección que ponía era desconocida para mí.

Finalmente la abrí y me encontré con un pequeño trozo de papel que tenía un corto mensaje:

Ten cuidado. No todo es lo que parece.

Y quedaba algo más, dos fotos. Una era de nuestra familia cuando era pequeña y en ese entonces aún no nos habíamos mudado a España, mis padres me cargaban felizmente en sus brazos, pero detallé la cara de mamá rasgada —al parecer— con la punta de algo filoso.

La otra era del rostro de un hombre cuya edad no subía de los cincuenta, de cabello oscuro bastante rebajado. No lo conocía.

¿Quién era este tipo?

¿Qué tenía que ver con mi madre?

Ambas preguntas quedaron ancladas a mi mente por el resto del día, me fue imposible retirarlas.

☆☆☆

—¿Irás?— Amanda llevaba más de media hora intentando convencerme de ir a otra fiesta.

Protagonistas de nuestro amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora