Habían pasado ya unos días. Y todos esperaban con ansias la llegada del Año Nuevo, para poder dejar atrás este que vivíamos.
Algunos querían algo tradicional con la familia; una cena en casa en espera de las doce en punto.
Otros, en cambio, la pasaban fuera rodeados de desconocidos alegres que gritaban una cuenta regresiva. Muchos de ello por falta de alguien con quien pasar un día tan especial.
La cosa es que mañana se conmemoraba esta festividad. Aún en casa de los Wallace, ellos querían lo primero: una cena familiar en la que disfrutar los últimos minutos del año con aquellas personas a las que amamos. Según me dijeron los hermanos, esa era una tradición en la familia.
—¿April?— su tono se elevó un poco más, llamando mi atención. Ni siquiera me había dado cuenta de que me había estado llamando, estaba tan sumida en mis pensamientos que di un respingo al escuchar por fin su voz.
—¿Mhm?
—Pensé que te habían abducido los aliens y que, como tú cuerpo no les servía lo habían dejado aquí tirado— se burló.
Puse mis ojos en blanco.
—Jaja. Mira cómo me río, es que eres tan gracioso— ironicé.
Me dio un suave golpecito en el cuello con dos de sus dedos, los cuales se aferraron a mi piel y me atrajeron a su boca.
Dalek tenía sus faces. A veces podría parecer un crío con su forma de comportase con las personas de su alrededor; otras, simplemente era frío, distante o indiferente, lo cual pasaba normalmente con los desconocidos; y otras, conmigo, resultaba ser todo un hombre salido del sueño de cualquier señorita.
Tiré un poco de sus cabellos y lo sentí gruñir contra mis labios. Sus manos se afianzaron a mi cintura, ejerciendo un agarre delicado pero firme en su misma proporción.
En ese momento pude escuchar suaves toques sobre la madera de la puerta y luego una voz de un señor.
—Señorito Wallace— era uno de los empleados, en el cual mi suegro depositaba toda su confianza—, su padre lo espera en su oficina.
Dalek se separó de mí y buscó aprobación en mi rostro. Yo me encogí de un hombro y le dediqué una leve sonrisa.
—Es urgente— añadió esta vez.
Asentí y él bajó al encuentro con su padre.
En esos momentos sentí una pequeña presión en el pecho, como cuando en el fondo de tu ser sabes que algo va mal. No le presté mucha atención, en cambio me dispuse a terminar de leer aquel libro que me había cautivado desde el principio.
☆☆☆
El cuarto estaba a oscuras, había caído la noche y yo había hecho lo mismo en los brazos de Morfeo, cuando leía.
No sabía qué era aquello con lo que me había despertado pero lo descubrí pronto cuando escuché voces alzadas desde la planta baja, luego un puertazo y unas zancadas pesadas. Presioné mis párpados intentando desperezarme y pronto sentí como se escurría entre las sábanas hasta quedar abrazado a mí, apoyando su cabeza sobre mi pecho. No hablé, o al menos no en ese preciso instante.
Acaricié su cabello aún con los ojos cerrados y con una suavidad sorprendente le hice la pregunta:
—¿Qué pasó allá abajo, cariño?
—Nada importante, Nemo— murmuró sin despegarse de mi cuerpo. Me pareció sentirlo inspirar antes de proseguir, algo más bajo:— Típicas discusiones con mi padre.
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Protagonistas de nuestro amor
Teen FictionApril Walker ha pasado ya por su primer amor, lo cual ha dejado su corazón deshecho y renuente a enamorarse otra vez, a permitirle a alguien más que le destruya tan fácil de nuevo. Pero, al parecer, eso no será algo posible con los hermanos Wallace...