Capítulo 9: Harry Potter

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Maratón 2/2

Ese día desperté relativamente temprano y para mi sorpresa un cuerpo dormía tranquilamente bajo el mío. Tardé bastante en recordar quién era y que estaba en la habitación.

Todos los acontecimientos de la noche anterior vinieron a mi cabeza tan rápido que me provocaron migraña.

Froté mis ojos con los puños, me apoyé en mi codo para observarlo.

Dalek es guapísimo. ¿Ya lo había mencionado?

Tanto que ya el nombre me aburre.

Bostecé y me levanté con cuidado de no despertarlo, era sábado, supongo que no tendría nada que hacer.

Salí al pasillo de puntillas. Me asomé en la cocina y me encontré con una cabellera oscura llena de rizos. Amanda estaba maldiciendo en voz baja porque, al parecer, se le pegó una tortita a la sartén.

Reí por lo bajo y me acerqué, robando una de las que ya estaban preparadas y engulléndola por completo.

—Están deliciosas— comenté aún con la boca llena. Mandy dio un respingo llevándose la mano al corazón dramáticamente.

—Joooder— dijo logrando sacar la tortita chamuscada— Qué susto...

Solté una risotada y me callé de golpe porque recordé que cierto bello durmiente seguía roncando en mi cama.

—¿Con que con el amor de tu vida, eh?— preguntó con una sonrisa sugerente en mi dirección.

—¿Eh?— fruncí el ceño con confusión.

—Eso me dijiste anoche en el mensaje— se encogió de hombros y rió mirándome de arriba abajo.

Oh, con que el mensaje. Dalek se iba a arrepentir de esto. ¿Dónde está mi móvil, si se puede saber?

Creo que en uno de sus bolsillos, querida.

Verdad que sí.

Fui hacia mi dormitorio y al abrirlo me encontré con la cara medio dormida de cierto señor cuyo nombre no es necesario repetir.

Enarqué una ceja en su dirección y me planté delante suyo. Lo levanté por la muñeca y comencé a revisar sus bolsillos.

—¿Se te ha perdido algo, Nemo?— preguntó luego de bostezar.

Justo cuando encontré mi objetivo le sonreí mostrándoselo. Puse una mano en su trabajado abdomen, sentándolo de nuevo y uní nuestros labios en un beso torpe.

Él estaba un poco sorprendido pero no le di tiempo a reaccionar y me senté a su lado para desbloquear el móvil.

—Eso fue juego sucio— se quejo en mi oreja.

Depositó un beso en mi sien mientras yo buscaba la aplicación de WhatsApp y el chat que tenía con Amanda. Tenía que ver qué le había enviado este cabrón anoche.

—Mmh...— murmuré al encontrarla y él rió suave al darse cuenta de mis intenciones.

Y justo ahí tenía el último mensaje, ese que me hizo incinerarlo con mi mirada:

Protagonistas de nuestro amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora