No era el chico más deseado de la escuela, ni popular, solo era yo, un chico sin conocimiento sobre las chicas. A veces creía que exageraban, no es como que todo el tiempo tengas que estarle diciendo cosas lindas a tu novia ¿o si?.
– Romina no puedes hacerme esto – dije un poco exaltado.
– ¿Acaso crees que por ser guapo cualquier chica te soportará? – respondió un tanto fastidiada.
Aunque no había prestado tanta atención en la forma en la que lo dijo, si no, en lo que había dicho, me había halagado.
– Romina, no exageres – dije, aunque al parecer no fue lo mejor que pude decir, su cara de fastidio había aumentado cincuenta veces más.
– Ya déjame – parecía que lloraría. Se dio media vuelta y se marchó.
– Si vete, no estabas tan bonita – susurré para mí mismo, o al menos eso creí.
Sofía estaba a un lado de mi dos segundos después, ¿como podía ser tan rápida?.
– Patán – fue lo único que dijo y se marchó a su clase.
Llegué al Laboratorio como todos los malditos lunes. En esta clase soy conocido por todas las bromas que he llegado a hacer, lo cual me ha costado que casi me expulsen.
– Canela, por favor este día compórtese como un adolescente maduro – me advirtió el profesor, no era algo raro, ya que todas las clases era lo mismo.
– No prometo nada – susurré para mi.
Me adentré al salón y busqué con la mirada algún lugar disponible para poder tomar la clase.
– Siéntate aquí, guapo – me dijo Megan al mismo tiempo que señalaba un asiento a lado de ella.
Creo que es la única chica que jamás me rechazaría, ha estado detrás de mí desde que tengo memoria, la conozco desde que éramos pequeños. Pero hay un detalle, es una chica fácil.
– Aquí patán – gritó desde el otro lado del salón Sofía, quien se encontraba junto a Gus.
– ¿Qué ocurrió en los pasillos con Romina? – me preguntó Gus.
– Terminamos – dije suspirando.
– ¿En serio? – preguntaron al unísono.
– ¿Qué es lo que les sorprende?.
No tenía idea por qué los dos habían actuado de esa manera, no sabía si era sorpresa o burla.
– Lo que es sorprendente es que duraron una semana – dijo Gus entre risas.
– Es un récord – dijo Sofía acompañando a Gus en las risas.
– ¿Gracias? – tenía que agradecer por haber reconocido mi gran récord.
– Aún recuerdo a Daniela – dijo burlonamente Gus.
Todo el tiempo se aliaban para burlarse de mi, porque nunca he tenido una relación duradera con ninguna chica.
– ¿Ella qué? – lo miré anonado, o al menos fingía, porque sabía perfecto por que camino iba esto.
– Ella te rechazó tan rápido – dijo Sofía entre risas.
– Un minuto para ser exactos – dije al final, está bien, a veces era divertido auto-bulearme.
Nos reímos, creo que fue tan fuerte que el profesor se percató de eso. Gus y yo terminamos fuera del salón, Sofía se salvo por las buenas calificaciones que lleva, es injusto.
Nunca he tenido suerte con las chicas siempre terminan conmigo a la semana o menos, o me rechazan. Las chicas con las que no me relaciono sienten atracción de mi ¿por qué? porque no saben como soy, no saben lo que dicen todo el tiempo de mi, la palabra que mejor me define «patán».
Mi primera novia o en realidad casi novia fue a los 14 años, empezaba a entrar en el mundo del enamoramiento, recuerdo su nombre, Diana. Sabía que le gustaba mucho y ella a mi, pero cuando empezamos a conocernos de un día para otro decidió ya no dirigirme la palabra.
(...)
Entré a mi casa, a la primera que me encontré fue a mi gatita Luka, le hice unos cariñitos y me subí a mi habitación.
– Te estaba esperando hermanito – me dijo Fernanda con una sonrisa de oreja a oreja, se encontraba sentada en mi cama.
– ¿Qué quieres? – supuse que me esperaba para pedirme un favor.
– Solo quiero que me cuentes que paso con Romina.
– De nuevo ocurrió – dije casi gritando.
– Es un récord, ¿no crees? – dijo riendo.
– Si, eso ya me lo dijeron – respondí fingiendo emoción.
– Es que eres un patán, nadie se te va a acercar si no cambias esa actitud.
– Eso ya lo sé Fernanda – dije resignado.
– ¿Por qué no existe una escuela de amor? – preguntó levantando las manos como si le suplicara a Dios.
– No escuelas, pero al menos profesores expertos en ello – suspiré –, se me acaba de ocurrir algo – exclamé.
– Realmente tú cerebro funciona – dijo con emoción Fernanda, tan solo me molestaba.
– Que tonta – reí.
Sabía que la idea no le gustaría a Fernanda pero tenía que soltársela de una vez por todas si no quería quedarme a vestir Santos.
– Has tenido bastantes novios, ya sabes que te gusta y disgusta de un hombre.
Me miró tratando de entender a qué punto iba todo esto.
– ¿Estás bromeando verdad? – preguntó entre risas.
– Quiero que me enseñes cómo dejar de ser un patán, por favor Fer – supliqué, la verdad no me faltaba mucho para ponerme de rodillas pero no quería que mi pantalón se ensuciara.
– Te ayudaría Jos, pero soy una mujer muy ocupada.
– Claro, tan ocupada que estabas esperándome para contarte sobre Romina – me quejé, no podía contestar nada ante esa lógica.
– De acuerdo me voy – se levantó de mi cama –, deberías pedirle a alguien más ese rídiculo favor.
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Clases de amor. (Jos Canela) [EDITANDO]
FanfictionLA NOVELA SE ENCUENTRA EN EDICIÓN. Jos no ha sabido tratar a las chicas, por esa razón nunca ha tenido relaciones duraderas ni mucho menos chicas a sus pies. Esto llevará a pedirle ayuda a una inexperta en el amor pero sin embargo sensible respecto...