19 | plan fallido

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Y si, aquí tenían al señor Canela. "Ayudando" a su amigo a Alonso a poder conquistar a Sofía. No quería venir, pero sabía que las cosas hubieran sido peor.

Y está bien, debía aceptarlo, estaba celoso; celoso de como Alonso la miraba, y como ella lo miraba a los ojos, y yo... yo simplemente parecía un estorbo.

¿Te dije que tienes unos ojos muy lindos? – preguntaba Alonso, mientras que Sofía se ponía del color de un jitomate.

¿Sabes skate? – preguntó Sofía, eso había dolido, qué trataba de decirle.

Yo soy tu profesor – dije sin pensar, después de eso me había arrepentido, aunque era el perfecto pretexto para hablar por fin.

Solo preguntaba – me miró mal Sofía.

Recuerdo que en la primaria – comenzó a contar, mientras Sofía lo miraba atenta –, Jos y un amigo llamado Bryan me dejaban solo por irse a patinar.

Sofía me miró como si hubiera cometido el peor pecado de la vida. Esta situación comenzaba a hartarme.

Ellos seguían mirándose de una extraña manera, ella se estaba sonrojando, jamás había visto que alguien la sonrojara de tal manera.

La única vez que la vi sonrojarse fue cuando se presentó en clase, justo el día que la conocí.

Maldito Alonso.

Alonso carraspeó, sabía que esa era la señal, pero sin embargo estaba haciéndome el tonto.

¿Fernanda te llamó, no? – esta vez quiso ser directo.

¿Eh? – fingí aún más, no quería dejarlos solos.

Dijiste que Fernanda te había llamado para que fueras a casa – habló entre dientes para que así pudiera "recordar" el plan.

Ella no me llamó – objetivo era hacerle creer a Alonso que era bastante despistado para no recordar el plan.

Sofía se levantó del lugar donde se encontraba, parecía que se iría ya.

Bueno chicos, fue un gusto salir con ustedes – sonrió –, me tengo que ir – giró sobre sus talones y se fue.

Alonso resopló en cuanto Sofía se fue.

Todo se arruinó.

Me sentía bien, ya que no había sido el culpable, la culpa había sido de que Sofía se había marchado. No podía sentirme una mala persona.

Quería burlarme de Alonso en su cara, pero no podía hacerlo, es mi amigo a final de cuentas. Y no, no podía hacerlo.

A pesar de que Alonso mirara a Sofía de otra manera, a pesar de que intentara algo más con ella, y los celos que emanaban de mí no los pudiera controlar. A pesar de todo eso, no podía solo golpear a Alonso aunque tuviera todas las ganas del mundo de hacerlo.

Me podía tragar el coraje, mejor.

Tranquilo – hablé –, ya habrá más salidas – forcé a que saliera una sonrisa de apoyo.

Pero realmente no podía, no podía ayudarlo con algo que yo no quería. No podía seguirlo fingiendo.

Tienes razón – me devolvió la sonrisa.

Le daba palmadas en la espalda para tratar de "tranquilizarlo", pero solo lo hacía para aparentarlo.

Quiero que me enseñes a patinar – sonrió como si la más brillante idea del universo se le hubiera ocurrido –, quiero ser el nuevo profesor de Sofía.

No podía contener más, apreté los puños lo más que pude, él no podía darse cuenta de ello.

Maldito Alonso.

Si – respondí, pero no iba a hacerlo, obviamente.

¿Ella tiene hermanos? – era mi momento de asustarlo.

Son demasiado celosos, pero mucho, eh – no estaba mintiendo, era verdad.

Creo que puedo con eso – sonrió.

Maldito Alonso, ojalá que los hermanos de Sofía lo odien tanto como a mi.

[...]

No lo hagas Sofía – la regañaba Miranda.

Nuevamente con sus misterios.

Tranquila, funcionará – respondió Sofía.

No sé de qué han estado hablando en los últimos días, pero al llegar yo, ellas se callan como si del más grande secreto se tratara.

Yo también soy su amigo, no sé por qué me ocultan cosas.

¿Qué no debes hacer, Sofía? – pregunté curioso llegando junto a ellas.

Nada que te importe – Miranda rodó los ojos.

Era la mujer más bipolar de la historia, podría jurarlo. Ni siquiera Sofía se comportaba de esa manera tan loca.

Decidí ignorarla.

¿Y Alonso? – preguntó Sofía.

¿Comenzaba a gustarle o por qué demonios preguntaba por él?

No sé – respondí seco.

Que lastima – Sofía hizo un puchero.

Sabía que Alonso estaba causando algo en ella, pero por qué, él no la merecía ni un segundo, ni un maldito segundo.

Clases de amor. (Jos Canela) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora