5 | una mirada

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Convencí a Sofía de venir esta tarde, sabía que había dicho que tenía que hacer tarea, pero tenía más tiempo para hacerla.

¿O era egoísta eso?

Debes demostrar que eres una buena persona, Jos.

Cuando se fuera anotaría eso en mi cuaderno, sería la enseñanza número tres.

Entiendo – sonreí.

Me había percatado de que Sofía se metía en su papel demasiado, parecía que moriría de amor, como si me estuviera contando una novela de amor o algo por el estilo.

No eres mala persona Jos, solo lo eres con las chicas que quieres conquistar y no entiendo por qué razón.

Creo que tenía razón, a ella siempre la había tratado bien desde que la conozco, a mi hermana también, a mi mamá definitivamente también. ¿Por qué justo con las otras chicas me comportaba así?.

Era como si me transformara en otro Jos.

Eres noble Jos y una buena persona, te lo aseguro.

Era extraño que Sofía me halagara, ya que se la pasaba molestándome junto con Gus, era su hobbie favorito.

Gracias – reí halagado.

En serio, patán – respondió, está bien era demasiado hermoso para ser real, tenía que arruinarlo con esa palabra.

¿Quieres agua?.

– Si, por favor – respondió.

Me dirigí a la cocina a servir en dos vasos agua de una jarra que se encontraba en la mesa, para ella y para mi.

Regresé y tomé asiento nuevamente, coloqué los vasos en la mesa de centro y sin querer lo hice bruscamente que provoqué que cayeran gotas de agua en los lentes de Sofía, ya que se encontraba cerca.

Perdóname – dije acercándome a ella, quería limpiarla.

Pero al parecer ella se adelantó y comenzó a limpiarse con el cuello de su blusa.

No importa – dijo mientras se quitaba los lentes para limpiarlos aun mejor.

De verdad perdón.

– Vamos Jos, deja de disculparte – rió.

Me miró aún sin sus lentes puestos, pude observar sus ojos grandes color café oscuro y unas pestañas un tanto largas y rizadas, las cuales seguramente eran naturales porque jamás había visto que Sofía se maquillara.

Tus ojos son muy lindos – dije de inmediato.

Vaya que si te están sirviendo mis clases, así debes ser con las chicas.

– Pero hablo en serio, jamás había visto tus ojos detrás de tus lentes.

– Gracias – sonrió un poco apenada.

Sofía se colocó los lentes, era una lástima, ni siquiera los necesitaba realmente, si no los ocupara y se arreglara un poco más podría conquistar a los chicos.

Mañana no podré venir, iniciaré mi proyecto de artes y necesito hacerlo bien.

– Está bien – respondí resignado.

Y gracias por la broma – rió recordando –, su cara fue lo mejor.

– Lo sé – reí con ella.

Una ultima pregunta de la clase – me miró seria, tratando de meterse en su papel de profesora –, ¿sabes definir la palabra 'caballero'?.

Había pensado en decirle que si, pero habría mentido, exactamente no sabría explicarlo.

No exactamente – respondí.

Es un hombre que se comporta con cortesía, nobleza y amabilidad, a parte es una persona gentil – explicó, aunque más parecía haberla sacado de un diccionario.

De acuerdo, ya entendí que eso es lo contrario a mi.

Meneó la cabeza asintiendo dándome a entender que yo tenía razón.

Sofía se levantó del sillón donde se encontraba sentada, la miré tratando de entender por qué lo había hecho.

Me voy – por fin habló.

De acuerdo, nos vemos mañana en la escuela – me despedí.

Salió de la casa, con dirección a la suya. Habría ofrecido a llevarla, pero sus hermanos eran bastante celosos.

Clases de amor. (Jos Canela) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora