Cerré los ojos por un rato, solo los tendría así, no pensaba en dormirme, ni siquiera tenía ganas. Solo pensaba y pensaba en Sofía y Alonso.
Pero aún más en Sofía, en lo que sentía. No podía comenzar a sentir cosas por ella, siempre soy rechazado y esta vez no sería la excepción.
Además ¿por qué me tuve que dar cuenta cuando Alonso llegó a nuestras vidas?, toda una vida con Sofía, y cuando todo está en riesgo me doy cuenta. Inteligente, Jos.
Un golpe me hizo abrir los ojos en automático, vi a Sofía parada enfrente de mi, enfrente de mi cama, viéndome con una sonrisa burlona.
Me levanté al instante, no sabía cuanto tiempo llevaba ahí observando y me avergonzaba pensar que me había observado mientras pensaba en ella.
– ¿Qué haces aquí? – pregunté sorprendido.
– Verás, quiero otra clase de skate – acomodó sus lentes, parecían de nervios –, prometo que mañana regresarán las clases de amor.
Aunque esa no era la respuesta que realmente esperaba; en realidad era el cómo había entrado hasta mi habitación, ya que nadie se encontraba en casa, solo yo.
– Recuerdo que una vez me dijiste que eras distraído – la miré con atención –, pues hoy confirmé que lo eres y mucho – soltó una risita.
Aún seguía sin entender, ni siquiera estaba seguro de que eso tuviera algo que ver con que se haya metido hasta mi habitación; podría comenzar a pensar que era vandalismo de su parte.
– ¿Por qué?
Me mostró la llave de la entrada de mi casa, no sabía cómo es que la había obtenido.
– Estaba justo en frente de tu casa, cuando está llave me deslumbro – volvió a reír, comenzaba a pensar que se estaba burlando de mi –, estaba justo frente a tu ventana.
Ahora lo recordaba, yo la tenía ahí por cualquier percance que pudiera ocurrir, como que se me olvidaran las llaves en uno de esos días en los que ni mi mamá ni mi hermana se encuentran en casa.
– Me sorprende tu intelecto – no era nada del otro mundo encontrar una llave que estaba a la vista, pero sin embargo quise decirlo.
– Me sorprende tu torpeza – y por tercera vez rió.
Sin decir nada comenzó a dirigirse hacia las escaleras, supuse que quería que la siguiera para irnos a las "clases de skate". Aunque a decir verdad, prefería en este momento tener "clases de amor".
Tomé mi patineta y dimos rumbo hacia el parque de la otra vez, donde miles de caídas por mi parte habían ocurrido.
– Te podría dar clases mientras tú me das clases a mi, ya sabes, al mismo tiempo – propuso Sofía.
– Es buena idea – sonreí, y ella al igual que yo lo hizo.
Pensándolo bien, podría volverme adicto a esa sonrisa, porque cuando ella sonríe sus ojos se iluminan por alguna razón, y eso me gustaba.
– Sofía – exclamó Alonso cuando nos encontró en el camino.
Lo que faltaba. Tiene que aparecer cuando Sofía y yo tenemos planes, inoportuno.
– Alonso – fingí una sonrisa.
– ¿Qué hacen por aquí? – me di cuenta que él traía a su perro con una correa, me parecía que era el pretexto perfecto para comprobar si Sofía no estaba en el parque.
Sofía balbuceó un poco, como si estuviera ¿nerviosa?, Alonso la ponía nerviosa, bastante al parecer.
– Le enseñaré skate – alardeé, tenía la esperanza de que Alonso se enojara un poco. Porque yo pasaría el rato con ella, y él no.
– Necesito que Jos me enseñé, quizás pueda ser tu nuevo profesor de skate – Alonso le guiñó un ojo a Sofía.
Sofía sonrió nerviosa.
Él no podría aprender aunque me lo pidiera; cuando le intenté enseñar alguna vez, cuando éramos los mejores amigos, jamás logró hacerlo, por más que le dedicamos tanto tiempo. Jamás podría ser el nuevo profesor de Sofía, no ocuparía mi puesto aunque quisiera.
– Quizás será otro día – le sonrió amable Sofía.
Gracias al cielo había dicho eso Sofía, quizás yo hubiera dicho algo que provocara que Alonso y yo no fuéramos más amigos.
– Muy pronto – le devolvió la sonrisa.
Alonso se despidió de ambos y se marchó.
No hablamos por un buen rato, lo único que Sofía hacía era patinar lo básico. Me sentía enfadado, sin ganas de hablar.
– ¿Y ahora qué? – preguntó Sofía después de dar cientos de vueltas en la patineta.
– Te enseñaré un truco – sonreí. Tomé la patineta para explicarle como lo haría, ella imitaría lo que yo hacía.
– ¿Así? – preguntó cuando intentaba hacerlo; realmente lo hacía bien, bien para ser una principiante.
Aunque después dio un brinco bastante mal, y tropezó, pero la alcancé a tomar del brazo, evitando que cayera. Su respiración se tornó agitada y me miró asustada.
– ¿Estas bien? – pregunté preocupado.
– Quiero repetirlo – aplaudió como toda una emocionada.
Llevé mi mano contra mi frente, no sabía que tenía de divertido caerse; lo peor era que yo salía más lastimado por intentar salvarla.
– Gracias por salvarme – me dedicó una sonrisa.
La miré, tratando de buscar sus ojos, para que estos me miraran de vuelta; pero antes de poder hacerlo me abrazó, quizás como agradecimiento.
– Te quiero Jos – dijo durante el abrazo –, siempre has sido mi mejor amigo – mi corazón se había roto.
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Clases de amor. (Jos Canela) [EDITANDO]
FanfictionLA NOVELA SE ENCUENTRA EN EDICIÓN. Jos no ha sabido tratar a las chicas, por esa razón nunca ha tenido relaciones duraderas ni mucho menos chicas a sus pies. Esto llevará a pedirle ayuda a una inexperta en el amor pero sin embargo sensible respecto...