024 || Intimidación

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24 • Pequeño Colibrí.

Ulises se sentía más que perdido en aquel endemoniado lugar, corriendo sin rumbo alguno a través de la edificación.

Él solo quería huir del peli-rosado y del inminente peligro que representaba para todos los ruvanos, realmente muchos de ellos habían decidido arriesgar sus vidas con tal de salvarlo.

Ulises era un miembro de la realeza y eso lo convertía en una prioridad, mientras que el azabache por su parte no tenía ninguna forma, método o manera para saber de ellos. Pues, Mishka incluso había decidido despojarlo de todos sus artefactos de comunicación, de sus pociones y hasta de sus provisiones; todos estos objetos se encontraban sobre la mesa, confiscados como si fueran mercancía ilícita.

¿Dónde estaría Zarina?

Ulises no lo sabía.

¿Qué estaría haciendo Drake?

Tampoco lo sabía.

¿Cuál sería el estado actual de todos sus compañeros allá afuera? ¿Cuántos habrían muerto en realidad y cuántos de ellos seguían con vida?

¿Por qué se escuchaban tantos truenos provenientes desde el exterior?

Todas esas preguntas estaban a nada de enloquecerlo.

O al menos, sus nervios se mantuvieron elevados hasta que las paredes empezaron a girar por sí solas, dejando sus pensamientos de lado solo para enfocarse en esquivar los muros.

Ulises abrió los ojos en demasía. Pues, cada pasillo se hizo interminable ante su percepción, corriendo mientras el piso lo llevaba de regreso.

Alguna vez tuvo una pesadilla similar, pero aquello era un hecho inaudito. Sus alas eran demasiado grandes para poder correr por los pasillos con agilidad, por lo que debía mantenerlos abajo mientras buscaba desesperadamente alguna otra salida.

Nadie podría haberle enseñado el hechizo de «El laberinto de Cyrus» a Mishka. Hasta ese día, no existía ningún maestro de runas que quisiera enseñarle nada a ese engendro.

¡Claro! A menos que se tratara de su otro hermano menor.

Más Drake no sería lo suficientemente irresponsable como para mostrárselo o para siquiera mencionárselo al peli-rosado, pensó Ulises.

¿Qué estaría pasando entonces?

El terror estaba empezando a mermar en su pecho, siendo reemplazado casi al instante por la rabia y la impotencia de sentirse cautivo.

Ulises estiró las manos y cada falange con fuerza, sacando las garras y haciéndose sangre en cada cutícula por el abrupto movimiento. Seguido a eso, el joven ruvano inició una masacre contra cada pared y cada objeto que comenzó a volar en su dirección, siendo perseguido de repente por cada escritorio o silla que pudiera haber en el edificio.

Se negaba a creer que todo aquello era obra de Mishka, pero es que todo olía a él. Desde cada grieta en la pared hasta cada cuadro e inclusive en cada vidrio se veía reflejado una flama de color fucsia que parecía querer consumirlo.

Las puertas desaparecían como el humo, reemplazados por más y más paredes de concreto gris.

Ulises trató de romper una ventana (de tocarla aunque sea con la yema de sus dedos), pero ni siquiera podía acercársele porque todo desaparecía justo frente a sus ojos.

En algún punto, el azabache había perdido la cuenta de cuántas veces se había golpeado contra el maldito concreto, resistiéndose estoicamente a ser capturado como una miserable rata.

Little HummingbirdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora