008 || Problemas de ira, (Versión Jonathan)

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8 • Pequeño Colibrí.

Jonathan se eriza al reconocer aquella tan suave y peligrosa voz, imaginándola tan despiadada y fina como una cuchilla debido al pánico.

La persona al otro lado del celular habla y él vuelve a tirar del cinturón de seguridad con un poco más de insistencia, maldiciendo en bajo mientras trata (innegablemente) de darse la fuga de su propia camioneta.

La mujer no quiere perder mucho tiempo con preguntas y respuestas corteses, por lo que ambos policías alzan las cejas: Flynn por ingenuo y Jonathan obviamente porque estaba mirando al otro y su cara de estúpido.

Flynn piensa por un momento y asume genuinamente que la mujer solo quiere y está dispuesta a encontrar cualquier medio para saber algo de Parrish; él sabe además que el rubio ojiplático justo a su lado puede darle toda información que esta requiere. Más simplemente, Jonathan se encoge frente al volante, mostrándose reacio a hablarle a su ex, rezando desde sus adentros para que su compañero se dé cuenta de que todo en él detonaba incomodidad.

Evelyn finalmente pregunta por Jonathan.

—¡Oh, sí! Él está justo aquí. —Contesta el peli-cobrizo, condenándolo cuando hace girar la cámara del celular.

Flynn no vacila en alumbrar al rubio con el aparato móvil, exhibiendo así su rostro; y con él, su evidente estupor. Él incluso se espanta cuando el rubio le enfoca con esos horripilantes ojos, asimilando la expresión de lunático.

—Te voy a asesinar. —Amenaza de inmediato.

El tarado de Flynn está a punto de preguntarle el porqué le dedica una mirada tan fea y semejante pedazo de amenaza, pero entonces la voz de la mujer retumba con fuerza, mencionando el nombre completo del rubio.

—¡Ahg!

Evelyn lo fulmina con la mirada a través de la pantalla, irradiando furia mientras se reclina sobre su asiento con lentitud, adoptando una postura mucho más erguida y exigiendo saber porqué no le había contestado antes.

¡Me lleva la-! ¿Para qué mierdas quieres hablar conmigo? —Jonathan se altera, espantando a su compañero cuando grita:— ¡Llama a Andrew, mierda! ¡No tengo que contestarte nada!

La mujer alza una ceja, manteniendo la compostura y toda su elegancia mientras observa al rubio desde arriba.

No se inmuta cuando el otro le grita, porque eso es lo que menos le importa.

Ella (de verdad) solo está preocupada por Parrish, pero no comprende porqué su hijo tampoco le contesta.

—¡Bájate de la camioneta, bájate de mi maldita camioneta! ¡Bájate! ¡Que ya la cagaste, cabrón! —Jonathan le arrebata el celular a su compañero, importándole muy poco que la bandeja de sushi y los últimos tres rollitos se desparramaran en el copiloto.

Flynn no se atreve a decir nada más y prácticamente huye, cerrando la puerta con mucho cuidado luego de salirse.

—No tengo idea de porqué Andrew no te contesta. Quizás esté comiendo o... —Se encoge de hombros— ¡Qué diablos sé yo! Ya solo para empezar, si fuera adivino... ¡Créeme! Que no estaría trabajando de policía y mucho menos por la miseria que me pagan.

Ella le pide que deje de gritar.

—¡Yo no te estoy gritando!

Evelyn decide no reprimirse al momento de demostrar su exasperación, suspirando con fuerza mientras desabrocha los botones de su traje e incluso soltándose el cabello.

Solo entonces, (harta de la actitud del rubio) su voz retumba debido a la altura del techo en el interior de su despacho:

Ella tampoco quiere hablarle a Jonny. Pero, aún así, se arriesga en preguntar una última vez por el castaño.

—Eso es confidencial. No puedo y no tengo porqué darte detalles de su estado actual, así que deja de acosarme. ¡Por Dios, Evelyn! ¡En toda tu vida jamás habías llamado a Flynn y hoy por primera vez en la historia lo hiciste solo para encontrarme a mí!

Evelyn se lleva las manos a la cara. Desesperada incluso, porque no habían vuelos disponibles para Nueva Orleans desde Toronto: Los noticieros estaban cundidos con el alarmante cambio de clima en Nueva Orleans y los aeropuertos estaban obligados a ser desalojados de inmediato.

—¡Hey, hey! ¡No vengas a exigirme respuestas! ¿Acaso olvidas que yo también trabajo con la justicia? —Se excusa el rubio— Mi jefe nos prohibió hablar con la prensa y dar noticias sobre Parrish. —Otra mentira sale de su boca, otra vil mentira entre tantas— ¡Si tanto quieres saber de él, entonces espera a que Andrew pueda contestarte! ¡No vuelvas a llamarme!

Colgó, el rubio colgó sin pensárselo siquiera una vez. Su corazón estaba agitado y su cara completamente colorada por tanto gritar.

Algunos compañeros le hicieron señas desde afuera, pero al ver que el rubio arrojaba el teléfono ajeno hacia el asiento trasero y luego empezaba a atinarle varios golpes al volante; estos prefirieron esperar a que se desahogara un poco, viéndose obligados además a cubrirse los oídos por los insistentes pitidos del claxon.

Fuck! —Gritó él.

Su teléfono volvió a repicar por milésima vez en el interior de su chaqueta. Y en lugar de revisarlo para comprobar que su ex seguía insistiéndole o no; Jonathan bajó la ventanilla y lo arrojó con todas sus fuerzas contra el pavimento, despedazándolo justo en el acto.

Jonathan estaba tan cegado por el enojo que no pudo percatarse de que su jefe lo estaba mirando desde la entrada del evento, con su propio móvil reproduciendo la mecánica voz de una mujer avisándole que el número que había marcado ya no se encontraría disponible.

—Hijo de perra. —Masculló el hombre de traje, con las venas marcándosele en las sienes.

—No sea muy duro con él, jefe. —Volvió a abogar Flynn por el colérico rubio.

NOTA: —¡Mini Spoiler! Jonathan no es el único personaje con problemas o arranques de ira dentro de LH. Ciertamente, Andrew y Beck siempre se han mostrado comprensivos con él, excusando su actitud por el tipo de crianza que tuvo, pero Royce no lo tolera y ni siquiera lo respeta.

Atentamente; 𝓢𝓪𝔁𝓪 𝓛𝓾𝓴𝔂𝓪𝓷𝓸𝓿𝓪.

Little HummingbirdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora