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30 • Pequeño Colibrí.
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Cattleya tenía a su versión más pequeña entre brazos, cargándola con delicadeza mientras esta dormía profundamente, decidiendo regresar al momento en que un búho reducía a escombros y simple chatarra la camioneta de los muchachos.
¡Vaya que le había costado encontrarlos! Pero, gracias al destino, ellos se habían adelantado a esconderse dentro del centro comercial, lo cual la dejaba a ella con una tarea menos por hacer. Abrazó a su pequeña versión con recelo, sintiendo inquietud repentinamente, como si alguien o algo peligroso estuviese observándola desde algún lugar que ella era incapaz de detectar.
Cattleya solo se apresuró en ingresar al centro comercial, poniendo una mano contra la puerta para sellarla con magia y evitar que cualquiera persona o entidad pudiese entrar después de ella.
Todo estaba pasando demasiado rápido, reconoció ella. Pero, en lugar de sentir preocupación, la chica simplemente continuó su camino, encontrándose finalmente con Andrew, quien apenas estaba saliendo en busca del moreno.
—¿Estás herida? —Preguntó este, manteniendo una distancia prudente para no asustar a la recién llegada— ¡Ven, ven! Tenemos que escondernos para que esos pajarracos no nos vean.
—Nosotras estamos bien. —Murmuró Cattleya, tratando de evitar que el otro le mirara directamente a los ojos, calmándolo un poco mientras sonreía y lo tomaba del brazo.
—¿Quieres que te ayude con la niña? Vi que corriste hasta aquí con ella encima y... —Comentó Andrew, mostrando las palmas para ofrecerse a cargar a la niña.
—Estoy bien, Andrew. —Cattleya rió al ver el semblante sorprendido del otro: ¿Acaso lo había reconocido como el barista de Broken Angels?— ¿Serías tan amable de presentarme ante Parrish? Mi nombre es Cattleya, soy la legítima y nueva portadora de La Pereza.
—What?
—Qué expresión tan tonta. —Ella volvió a reír, manteniendo los ojos cerrados— Yo me presentaré entonces, tú puedes seguirme si quieres o también podrías quedarte aquí y esperar por tu amigo.
Cattleya pasó de largo junto a Andrew, viendo cómo se quedaba plantado desde su lugar, rascándose la cabeza mientras trataba de encontrarle sentido a sus palabras.
Mientras tanto, su pequeña versión lucía tan agotada, dejando que sus piernitas se balancearan de un lado a otro mientras la mayor caminaba a través de los pasillos de comida enlatada.
—¡Pao Pai! —Escuchó un sollozo estridente, desgarrador y dando indicios de finalmente sucumbir ante el pánico.
—¡Beck! —Andrew reaccionó al mismo tiempo que ella, corriendo a través del mercado para encontrarlo, olvidándose por completo de su otro amigo.
Cattleya llegó antes que el cenizo (tal como era de esperarse), encontrando al castaño en medio de un charco de sangre y al otro sobre él, tratando desesperadamente de cauterizar la herida con hilo y aguja. Asombrada incluso, Cattleya observó la escena casi enmudecida, pero no porque el cuerpo del castaño estuviera hecho un lamentable desperdicio, sino por las cosas que decía Beck.
—El veneno de vampiro es el más mortal de todo el mundo khinovano. —Comentó ella, consiguiendo que el otro le dedicara una mirada entre el horror y el desconcierto.
—¿Quién eres? —Quiso saber él. La chica no pudo evitar sonreír, escondiendo su mirada a toda costa— ¿Qué fue lo que dijiste? ¡Repítelo! —Reclamó entonces, aguantándose las ganas de abalanzársele encima debido a la niña que todavía llevaba entre sus brazos.
—Khínova, eso dije. —Musitó ella— Khínova nos está esperando; descendiente de Quirōn, nacido de La Gula, hijo de temibles caníbales.
Andrew tuvo la desgracia de llegar en el precipitado momento donde su amigo puso un bisturí enfrente de la chica, por lo que ante él todo lucía terriblemente mal.
—Agarra a la niña, Andrew. —Ordenó Beck, dedicándole ahora una mirada fúrica ante aquellos ojos que finalmente podía ver— No me importa quién seas o qué diablos te creas, pero... ¡No eres un peligro andante! ¿Cómo fue que obtuviste esos poderes?
Cattleya solo sonrió.
Beck enfureció ante aquella miradita tan confianzuda y soberbia, pero la intervención de su amigo lo hizo sentirse aún más indignado.
—¿Cómo se te ocurre apuntar a una mujer con un maldito cuchillo?
—¡Andrew, no le des la espalda! —Quiso advertirle el rubio.
—Los tres me tienen harta. —Sentenció Cattleya, alzando una mano mientras un pequeño portal se abría detrás de Beck— No dejaré que ninguno arruine nada por lo que he trabajado todos estos años.
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NOTA: —¡Spoiler! Mishka volverá dentro de poco, así que prepárense para un buen salseo y la paliza que le tiene prometida a su hermano.
Atentamente; 𝓢𝓪𝔁𝓪 𝓛𝓾𝓴𝔂𝓪𝓷𝓸𝓿𝓪.
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Little Hummingbird
FantasíaConocido en el mundo humano como una estrella ascendente del rock, Parrish Lang es atacado a sangre fría mientras da su último concierto en la ciudad de Nueva Orleans. La bala que impactó su pecho no solo resultó estar recubierta con veneno ruvano...