━ 𝐈𝐍𝐓𝐑𝐎𝐃𝐔𝐂𝐂𝐈𝐎𝐍: El rastro del hijo perdido

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Diciembre

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Diciembre. Tres años atrás.

Yakutsk, Siberia Oriental, Rusia.

ERA UNA NOCHE FRÍA DE INVIERNO, la atmósfera de aquel bar de mala muerte estaba cargada de humo, alcohol y un palpable aura de peligro. Ríos de whiskey llenaban vasos mientras cigarrillos ardían entre dedos curtidos. El lugar estaba iluminado por luces tenues que creaban sombras danzantes en las paredes de madera envejecida.

Un grupo de jóvenes se congregaba alrededor de una mesa en un rincón oscuro, enfrascados en una intensa partida de naipes acompañada por risas burlonas y miradas cargadas de desconfianza. En medio de la penumbra, se vislumbraban rostros veinteañeros marcados por el tiempo y la violencia, cuyos ojos fríos y determinados denotaban una lealtad sin fisuras hacia un propósito común. La mezcla de tensión y camaradería se palpaba en el aire, creando una dinámica de rebeldía entre esos muchachos de naturaleza salvaje.

Ellos pertenecían al clan ruso conocido como «Jamstvo», una fuerza poderosa e intimidante en el submundo criminal.

Eran conocidos por su lealtad inexpugnable, cuyas vidas estaban inextricablemente ligadas por un código de honor implícito e inquebrantable que pactaron con su sangre desde niños. Cualquiera que se cruzara en su camino se arriesgaba a sufrir graves consecuencias. Y cualquiera de sus integrantes que se atreviera a traicionar el código de honor, también sufría un destino peor que el de la muerte.

Bajo la luz parpadeante de una bombilla desnuda, el clan más buscado en territorio ruso intercambiaban miradas mordaces mientras las cartas caían sobre la mesa. El viento gélido del invierno se colaba por las rendijas de las ventanas mal selladas, pero la calidez del alcohol y el fuego del tabaco parecían mantenerlos al margen de la helada exterior.

En una esquina, dos individuos intercambian miradas cargadas de hostilidad, sus cuerpos tensos como resortes listos para estallar en cualquier momento. El murmullo de la multitud ahogaba los susurros de conspiración y traición que se gestaban en aquel ambiente opresivo.

En medio de la tensión, la puerta del bar se abrió de par en par y una figura misteriosa irrumpió en el local.

El hombre atravesó el umbral con una presencia imponente y segura. Era innegable el hecho de que irradiaba autoridad y poder, vestido con un abrigo de cuero negro que le llegaba hasta las rodillas, un traje a medida oscuro debajo y unos zapatos brillantes de charol. Su rostro tenía rasgos marcados con una mirada penetrante y su cabello oscuro perfectamente peinado hacia atrás.

Su porte erguido y su expresión severa hicieron que muchos de los clientes del bar apartaran la vista, sintiendo el aire frío de la tensión que él traía consigo. Sin prestar atención a las miradas curiosas, el hombre cruzó el bar con pasos firmes y decididos, dirigiéndose directamente hacia la mesa de los jóvenes jugadores de naipes. Estos seguían sumergidos en su juego, haciendo caso omiso del recién llegado.

Plegarias vindictas © [#PGP2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora