━ 𝐗𝐕𝐈𝐈: Héroe en la sombra

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LA NOCHE HABÍA CAÍDO SOBRE GEILO como un suave manto de terciopelo oscuro, y la nieve caía suavemente, como si el cielo estuviera esparciendo un delicado polvo de estrellas sobre la tierra

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LA NOCHE HABÍA CAÍDO SOBRE GEILO como un suave manto de terciopelo oscuro, y la nieve caía suavemente, como si el cielo estuviera esparciendo un delicado polvo de estrellas sobre la tierra. Cada copo brillaba bajo la luz, como si llevara consigo un pequeño destello de magia. Las luces del festival brillaban con fuerza, transformando el paisaje nevado en un escenario de ensueño. Miles de bombillas multicolores colgaban de los árboles, parpadeando como estrellas que habían decidido descender a la tierra.   

Las calles estaban adornadas con guirnaldas luminosas que serpenteaban entre las casas de madera y se entrelazaban en los abetos noruegos, creando un camino resplandeciente que guiaba a los visitantes a través del pueblo.

Sissel avanzaba sonriente, su rostro siendo iluminado por los destellos que emanaba el Festival de Luces, su abrigo de lana gris claro que caía justo por debajo de las rodillas, se mecía suavemente a su alrededor. Se ajustó el gorro blanco que llevaba, cuando una suave brisa helada jugó con sus rizos anaranjados.

Nathan caminaba justo detrás de ella, envuelto en su chaqueta acolchada oversized azul marino. Cada vez que el viento soplaba más fuerte, se encogía un poco más dentro de su abrigo, pero lo hacía con una risa despreocupada.

—¡Este frío es brutal! —exclamó, sacudiendo la cabeza, donde sus rizos castaños se menearon— ¿Quién necesita un spa cuando puedes congelarte aquí afuera? —rio suavemente mientras introducía sus manos cubiertas por unos guantes térmicos, en los bolsillos de su abrigo. Al menos sus botas de goma mantenían sus pies secos y le aportaban una calidez extra.

Aundrey caminaba a su lado, luciendo cómoda y acogedora en su abrigo terracota. Al sentir el frío en sus mejillas, envolvió más la bufanda de cashmere alrededor de su cuello y sonrió ante lo dicho por su mejor amigo.

—Solo tú podrías hacer que el frío parezca divertido —le respondió con una risa suave.

A medida que avanzaban, el sonido de la música folclórica escandinava; dónde las historias contadas a través de las melodías rítmicas y animadas estaban ligadas a mitos nórdicos o cantos de montaña que evocaban la naturaleza, llenaba el ambiente resonando en cada rincón y elevando el ánimo de todos.

Los acordes vibrantes del hardanger fiddle acompañaban la danza tradicional halling de algunos lugareños que bailaban en círculo, incluyendo algunos saltos que provocaron los aplausos colectivos.

Desde los puestos de comida, emergían fragancias irresistibles: el humo del cordero asado chisporroteando sobre las llamas, las especias aromáticas del gløgg burbujeando en enormes ollas de cobre y las galletas de jengibre decoradas con glaseado blanco recién horneadas.

Algunos adolescentes reían mientras corrían entre los puestos, sus mejillas sonrojadas por el frío y la emoción. Algunos llevaban pequeñas linternas hechas a mano, iluminando sus rostros con destellos cálidos mientras exploraban cada rincón del festival. Otros se detenían para observar a los artistas callejeros que realizaban malabares y trucos de magia, dejando escapar gritos de asombro y aplausos entusiastas.

Plegarias vindictas © [#PGP2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora