MIENTRAS EXPLORABA, Lev no pudo evitar fruncir el entrecejo al preguntarse por qué Sissel estaría allí a esas horas. De repente, un ruido proveniente de la parte trasera del lugar llamó su atención. Con el arma lista, se dirigió hacia el sonido, cada paso más decidido que el anterior.
Al acercarse a la esquina, vio una figura familiar: era Sissel, agachada entre botellas y copas, revisando algo en el cuaderno sobre su regazo.
—Sissel —pronunció en voz baja pero firme, sintiendo cómo la tensión se aliviaba al reconocerla. Miró a su alrededor asegurándose de que no hubiera más sorpresas escondidas entre las sombras del almacén.
Ella levantó la vista, su rostro palideció al mismo tiempo en que se incorporaba con una rapidez que la hizo trastabillar en su lugar. Acto seguido, un grito desgarró su garganta.
El terror en su voz solo llevó a que él volteara a verla y la apuntara con más firmeza. Fue un reflejo instintivo, estaba acostumbrado a situaciones peligrosas, pero nunca había imaginado que su propia presencia podría provocar tanto miedo en alguien a quien conocía.
Cuando Sissel le lanzó una copa, Lev se movió con rapidez, esquivando el proyectil que pasó zumbando cerca de su cabeza, el cual se hizo añicos en el suelo, y los fragmentos brillaron como pequeños cuchillos en la superficie de hormigón.
—¡Tranquila! ¡Tranquila! —repitió mientras retrocedía un paso. Sabía que su presencia era la causa del pánico de la muchacha, tan solo al ver cómo ella se apegaba a la pared, como si pudiera fundirse con ella.
El terror en el rostro de Sissel era palpable. Su pecho subía y bajaba con desesperación y el miedo en sus orbes verdes era abrumador. Parecía que su mente luchaba entre reconocerlo y el peligro inminente que representaba. Lev se dio cuenta entonces de que ni siquiera lo estaba viendo a él, si no la amenaza que representaba su arma aún apuntandola sin ser consciente.
Con movimientos lentos y deliberados, dejó caer la pistola al suelo, asegurándose de que ella lo viera, para luego patearla lejos, provocando un leve chirrido del metal al deslizarse sobre el cemento.
—Tranquila —dijo con voz suave mientras levantaba las palmas, intentando mostrarle que no era una amenaza—. Fui militar. Esa es mi arma reglamentaria. Estaba trabajando en mi oficina y escuché ruidos raros... vine a ver qué pasaba.
Mientras hablaba, notó un leve temblor en las manos de Sissel. Su pequeño cuerpo estaba tenso como una roca, preparado para cualquier reacción inesperada. Ella lo miró fijamente, pero no parecía convencida.
Él notó como los ojos de la pelirroja se fijaron en el lugar donde había dejado caer el arma, como si temiera que pudiera volver a levantarla en cualquier momento. Entonces sintió un escozor en su ceja y al tocarse se dio cuenta de que tenía sangre, el líquido tibio había comenzado a gotear sobre su mejilla y cayó al suelo.
La imagen de su propia herida lo golpeó con fuerza; sabía que eso solo aumentaría el miedo de ella y le provocaría aún más pánico.
—Ese maldito idiota —gruñó para sí mismo mientras sus dedos se manchaban más—. Lo siento... no quería asustarte —intentó explicar mientras se limpiaba la sangre con la otra mano—. No estoy aquí para hacerte daño.
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Plegarias vindictas © [#PGP2024]
Action𝐏𝐋𝐄𝐆𝐀𝐑𝐈𝐀𝐒 𝐕𝐈𝐍𝐃𝐈𝐂𝐓𝐀𝐒 || ❝¿Por qué no te acercas?❞ Dijo el lobo antes de devorar a Caperucita. Después de la dolorosa pérdida de su madre, Sissel decide regresar al pueblo de su infancia en Noruega. Su intención es sencilla: reconstr...