ENERO ESTABA PRONTO A DESPEDIRSE, con un susurro helado, dándole la bienvenida a febrero. El cuál, a juzgar por los copos de nieve cayendo del cielo gris, el mes entrante prometía traer consigo un frío más intenso lo que restaba del Vinter¹. Las noches continuaban prestándose para acurrucarse junto a una taza de chocolate caliente.
Sin darse cuenta, casi había pasado un mes desde que Sissel había regresado a su ciudad natal, como una sombra de sí misma, dejando atrás el cálido sol de Lisboa. Al principio, se sentía como una extraña en su propio hogar, cargando con el peso del duelo y las pocas pertenencias que trajo consigo.
Todo había cambiado desde entonces para ella.
Poco a poco sentía haber encontrado su lugar. Gracias a su nuevo trabajo en el Nordic Nights, había logrado estabilizarse económicamente y disfrutar de pequeñas cosas que antes no podía permitirse, cómo así también aportar a los gastos del hogar sin dejar de ahorrar, a su vez, para su futuro.
Su nueva vida comenzaba a tomar forma: había entablado una hermosa amistad con Nathaniel, quién siempre estaba dispuesto para ella, y con Aundrey, quien al principio le generaba desconfianza, ahora su relación había mejorado y juntas habían comenzado a forjar un vínculo cada vez más fuerte.
Esa mañana, Sissel despertó sintiendo un aire extraño, como si todo le recordara el paso del tiempo y cada suspiro ahogado. Se sentó en la cama, observando la luz débil del sol que se filtraba a través de las cortinas claras. Con un suspiro profundo, se incorporó y se pasó las manos por el cabello cobrizo desordenado, tratando de despejar la niebla de pensamientos que la envolvía.
Lavó su rostro y cepilló sus dientes, para luego abrigarse en su bata de paño y proceder a bajar a desayunar. Arrastrando sus pies a ritmo lento, desde los últimos peldaños de las escaleras de madera oscura pudo observar cómo su hermana preparaba el desayuno con movimientos mecánicos, como si cada gesto estuviera marcado por una rutina que no podía alterar.
Al sentarse frente a la mesa, equipada con loza de cerámica para dos personas, Sissel notó que Nate, por alguna extraña razón, no iba desayunar con ellas esa mañana. Sissel giró su cabeza hacia Aundrey, que estaba concentrada en voltear los huevos en la sartén y le daba los buenos días con una amplía sonrisa.
—Aundrey —comenzó Sissel, su voz temblando ligeramente en un murmuro, rompiendo el silencio entre ellas. Las palabras flotaron en el aire como un eco lejano—, mañana se cumple un mes desde que mamá... se fue.
Aundrey detuvo sus movimientos y giró lentamente la cabeza, también pelirroja, hacia su hermana menor. Sus ojos avellanas mostraban una mezcla de sorpresa y preocupación. La tensión en su postura se hizo evidente; sus hombros se encorvaron un poco bajo su uniforme y sus manos dejaron caer la espátula sobre la estufa.
—No sé qué decirte —respondió con cautela, frunciendo el ceño mientras tomaba asiento en su lugar y depositaba sobre la mesa el plato con los huevos listos—. No estuve allí... no fui a su funeral.
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Plegarias vindictas © [#PGP2024]
Action𝐏𝐋𝐄𝐆𝐀𝐑𝐈𝐀𝐒 𝐕𝐈𝐍𝐃𝐈𝐂𝐓𝐀𝐒 || ❝¿Por qué no te acercas?❞ Dijo el lobo antes de devorar a Caperucita. Después de la dolorosa pérdida de su madre, Sissel decide regresar al pueblo de su infancia en Noruega. Su intención es sencilla: reconstr...