Tirador de Pétalos

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Perdón por no poder llegar a amarte como tú lo haces, este sentimiento es ajeno y desconocido, me hace sentir extraño conmigo mismo y cariño, lo nuevo me aterra. Persigo el amor a más no poder, pero mantengo mi distancia cuando por fin estoy lo demasiado cerca para poder tocarlo. ¿Qué tal si solo sigo corriendo? Corro por el amor, quiero el amor, pero me aterra el amor.

Tal vez no merezco tus gardenias llenas de historias, tus lavandas más vividas y tu ser arrodillado frente a mí me hace cuestionar qué hice bien para merecer ramos tan fácilmente. ¿No lo ven? Es tan fácil conseguirme, pero las espinas de Cristo invisibles rodean mi cuerpo, no puedo moverme, sacrificando cada lágrima de rojo viviente que muere lentamente.

Esta sensación de punzadura me agrada, sentir cómo tocan mis huesos me gusta. ¿Por qué me amas? ¿Por qué me crees merecedor de poemas de amor? ¿Realmente merezco la felicidad? Tal vez sea cierto, pero, tengo miedo, siempre tengo miedo, las espinas empezaron a formar parte de mí y no quiero tener algo que pueda perder.

Tal vez puedas decir que te quedarías a mi lado a pesar de mis sangrantes cicatrices abiertas, goteando sin fin mi jugo floral, pero sé que en algún momento terminaré ahogando la habitación y te llevaré junto a mí a mi descenso y fatalidad, y créeme, mi alma quiere el sentimiento de soledad cuando eso suceda, y sé qué sería mucho por soportar, soy mucho por soportar, y sé que no lo harás, no te quedarás.

Deja de poner curitas en las hemorragias sin control, mis aguas contaminadas cubren la mitad de tu torso y están por reemplazar el agua pura del frasco de gardenias, no trates de parar mi dolor, pues solo lo harás parar un momento y ese momento es suficiente para acumular una explosión de corrosión.

He cometido errores, y los sigo cometiendo, y por eso sé que no merezco ser amante de mis gozos y ser portador de ojos risueños. Conservaré tus flores, para toda mi vida las conservaré, tal vez las cuide más de lo que hice con tu persona, pues los recuerdos de mis amadores están en mi baúl de armonías escondidas para que la corrosión de mis melancolías no los atrape.

Las rosas me hicieron odiarme tanto, odiar cada centímetro de mí, y por mis venas corren las espinas de la desesperación. No puedo amar tus melodías de alegría si no amo el soprano de mi funeral en el abismo de mi mente, pero, ¿vendrás a mi capítulo final? ¿Bailarás conmigo antes de que sea el final? ¿Antes de que sea uno solo con la tierra fermentada y convertirme en un hermoso árbol tirador de pétalos tintados en vino que al acercarse resuenen los pentagramas recordando cuando alguna vez fue amado?

Perdón por no haber podido amarte como tú lo hacías.

Las prosas que flotan sobre mis aguas: Lágrimas Reprimidas | RecopilaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora