Nace un amigo

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❝Memories in stardust❞

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Memories in stardust

La presión palpitaba al ritmo del segundero en su reloj de mano. Cada día que Jungkook pasaba la página del calendario en su escritorio, Jimin sentía un sudor frío que traspasaba su ropa.

Se obligaba a sonreír desde la cama mientras Jungkook le contaba sus planes para el día. La normalidad que tanto había deseado se sentía en el aire, como un estilo de vida despreocupado junto al ángel de sus sueños, en el camino que todos consideraban "correcto".

Jimin sabía todo lo necesario, o al menos así lo creía. Para él, no había incógnitas.

Amaba a Jungkook, y él lo amaba de vuelta.

Seokjin estaba fuera del juego, y Namjoon ya no era una amenaza.

Taehyung estaba en sus propios asuntos con Yoongi.

Y todo en el trabajo marchaba tranquilo.

Parecía que su jefe, Taemin, intuía las cosas. Poseía esa habilidad para entrelazar señales con perspicacia y llegar a conclusiones imperceptibles. Jimin le escribió directamente tres veces seguidas y, con eso, fue suficiente para que los horarios de la expareja no se cruzaran.

De pronto, sentía que Wonho nunca había existido en su vida, como si se tratara de un sueño maravilloso o una pesadilla. Porque, a menos que preguntara directamente al barman hablador de Soft-core, no sabía nada.

No obstante, Jimin no tenía ganas de preguntar. Prefería fingir que el mayor no lo esperaba en la oficina de Taemin, con las piernas cruzadas y los brazos abiertos, para cuando la vida de Jimin fracasara.

Por eso mismo intentaba comunicarse con Taemin desde lejos. Hacerlo así hasta terminar de pagar su deuda le parecía el mejor camino.

Las únicas piezas que no encajaban con todo, menos entre ellas, eran la primera y la última. Si Jungkook pedía empezar una relación amorosa y Jimin aceptaba, tendría que confesarle todo, y si no, al menos tendría que darle sus motivos, o nunca estaría en paz.

¿Adivina qué, Gguk? Sobre mi trabajo, no te lo dije, pero resulta que trabajo del otro lado traficando cosas, y de paso también vendo mi...

—¡Cosmic Morphine! Hay un hombre allá afuera preguntando por ti. Le dije que primero tenía que hablar con Orion, pero dijo que era de confianza y que tú lo reconocerías —una joven de pestañas largas, cintura pequeña y caderas anchas entró en la habitación con un andar despampanante. Movió las cejas con descaro, gesto que Jimin vio a través del pequeño tocador—. Era tan atractivo, casi no hay de esos por aquí...

La pequeña sala de descansos en Oasis no tenía nada de descanso. A lo largo de la noche, se volvía más difícil estar ahí; hacía calor, los ductos de ventilación eran una mierda, y cuando alguien fumaba, el humo se quedaba encerrado, provocando tos.

Stardust Lover | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora