Sweet Winter [Bucky Barnes]

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CAPÍTULO SEIS

❝FELIZ CUMPLEAÑOS PAPÁ❞

La espesura de las penumbras nos envuelve y ennegrecen la estancia.

La base del pastel presume una exquisita apariencia y sirve de refugio para treinta y tres velitas cuyas flamas ondulan y perfilan con listones de luz los rasgos de papá.

Estoy cantando para él una canción y no es la típica de feliz cumpleaños, si no es mucho más significativa y especial: la canción Because you love me, de Céline Dion.

No abandono sus ojos en ningún momento, ambos establecemos un tierno laso de afecto y dulzura.

Quizá si soy muy sensible, porque una lámina translucida de lágrimas comienza a recubrir mi panorama.

Pero aquellos guturales altibajos del llanto embellecen mi melódica entonación.

Con las espesas cejas arqueadas ante un gesto enternecido, él me contempla conmovido.

Termino la canción con un terso tarareo.

Papá curva su postura y con un arrebato de felicidad sopla y extingue todas las flamas de las 34 velitas.

Dejo que la emoción colme mis cinco sentidos, ahueco mis palmas alrededor de mi boca y vitoreo.

Pego brinquitos sobre las puntas de mis pies.

Papá sonríe extensamente y pequeñas arrugas de expresión enmarcan las comisuras de sus ojos dormilones y risueños.

Su coronilla se encuentra algo abombada por los abundantes rizos color ónice que perfilan su nuca.

Ataviado con un elegante y sofisticado conjunto consistente por una impoluta camisa blanca, una corbata negra y pantalones negros.

Luce con orgullo el sombrerito festivo de foamy reluciente que fabriqué especialmente para él.

Rodea su escritorio y se me acerca con pasos sosegados, pronto su imponente estatura de un metro con ochenta se cierne sobre mí.

Su cercanía me concede una agradable sensación de seguridad y confort.

Si papá es tan alto ¿por yo nací tan pequeña?

Aún mantengo la absurda esperanza de crecer por lo menos veinte centímetros más antes de cumplir dieciocho.

Aun así, estaba orgullosa de compartir estatura con Ariana Grande.

—Si los humanos pudieran oír el cantar de un ángel ten por seguro que escucharían tu voz, hijita —pronuncia con una voz profunda y arrullante.

Sus palabras encienden una estela de felicidad en mi pecho, profiero una risilla que pronto se transforma en un amargo sollozo.

Todos tenemos aquella persona con la que no es necesario mostrarnos fuertes; con la que puedes demostrar genuinamente tus emociones sin miedo a ser juzgada.