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PRIMER
FRAGMENTO

SOLDADO DE DIAMANTES

James Buchanan Barnes

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James Buchanan Barnes

1941

Veintiséis de diciembre.

Una exquisita fragancia a chocolate, menta y jengibre embalsamaba el ambiente.

Aromas tan característicos de la Navidad, aún podía percibirse su vestigio dulzón acariciar tiernamente las paredes tapizadas de aquel acogedor departamento.

Una lumbre incandescente encontró morada en la chimenea, su candor mantenía una afelpada tibieza contra las calcetas festivas, las cuales pendían de la base de caoba; salvajes flamas anudaban una melodía crepitante.

La victrola emitía un himno melancólico a través de su corneta dorada: El himno Good Rest Ye Merry Gentlemen, aquel nostálgico villancico compaginaba con la esencia hostil y desoladora que envolvía al país.

Los dedos gélidos de la segunda guerra mundial estrujaban el intrépido corazón de Estados Unidos.

Tan solo quedaba disfrutar de estos pequeños y efímeros fragmentos de calma.

Allá en el horizonte, un paisaje invernal se cernía majestuoso. Brooklyn se encontraba envuelto por un afelpado manto de algodón.

La luz lánguida escurriéndose entre los espesos nubarrones le otorgaba destellos platino a los empinados edificios y estrechas callejuelas.

Toda aquella belleza decembrina enmarcada por el marco de arce de un amplio ventanal.

Un hombre se encontraba allí sentado en el alfeizar.

Absorto en sus pensamientos, la melancolía danzaba en sus facciones satinadas.

Observaba a través de los cristales escarchados, como los copos de nieve vertían en proclive, asemejándose a una lluvia de diamantes diminutos, meciéndose ante el vaivén de una brisa glacial.

Sus expresivos ojos parecían absorber los colores fríos y las tonalidades índigo del invierno, quién pareció haberle pedido un favor:

Resguardarse en los ojos sus escalas azules, celestes, grises y plateadas, hasta la próxima Navidad.

Sus gruesas pestañas negras eran como un firmamento para una constelación de copos de nieve.

Una camisa de franela color borgoña estilizaban los músculos firmes de su torso y se ceñía en sus hombros anchos.

Sus labios carnosos se encontraban sonrosados antes las bajas temperaturas,  modestamente él se los cubrió con los nudillos y
presionó suavemente para brindarles calor.

Sweet Winter [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora