Chapter III

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POV Seren

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POV Seren

— Mi nombre es Enzo Vogrincic y tengo dieciocho años. —dice ante toda la clase con un semblante serio.— Ahora, ¿puedo sentarme por favor? —se vuelve hacia la señorita Lombardi quien sigue atónita como todos los demás por su breve presentación.—

No sé que esperaban realmente, es decir, estamos ya casi a un año de ingresar a la Universidad. No creo que en su presentación, todos quisieran escuchar acerca de su color favorito o comida.

— Ehh, sí claro. —dice y se da la vuelta para escribir en el pizarrón.—

Veo cómo Enzo se sienta en una de las mesas más alejada del resto, casi en el rincón, donde nadie le hace compañía.

Pobre chico, pienso en mi interior mirándolo de reojo.

Como si hubiese escuchado mis pensamientos, él me mira y el trazo de una sonrisa aparece en su rostro aunque luego es reemplazada por su habitual gesto de seriedad.

Trato de poner atención a la clase, puesto que, me interesa demasiado aprender español, pienso que es un idioma interesante y exótico, la señorita Lombardi, una española de nacimiento, aunque sus padres son italianos, termina de dar su explicación y a continuación nos deja unos ejercicios para que los hagamos en pareja.

— ¿Te unes conmigo? —escucho una voz a mis espaldas.—

Volteo a mirar y me sorprendo al ver que un chico de cabello rubio le está hablando a mi mejor amigo. Mis celos de mejor amiga se hacen presentes al instante.

— Lo siento. —responde Juani tímidamente.— Ella es mi pareja. —me señala como para hacer más énfasis a lo que acaba de decir.—

— ¿Por favor?—implora el cabeza hueca.—

¿Es que acaso no ve que ÉL es mi mejor amiga? Pues al parecer no, porque por más que Juani se niegue él sigue insistiendo, al punto de que si sigue así me dará jaqueca.

— Puedes irte con él. —respondo resignada.—

— ¿Qué? ¿Pero qué te pasa, boluda? —me susurra Juani.—

— Nada, anda vete. —le insisto.—

Mi mejor amigo asiente un poco tímido y se dirige al asiento del chico "cabeza hueca". Empiezo a realizar mis ejercicios yo sola, cuando la voz de la señorita Lombardi en mi pupitre, me sobresalta.

— ¿Puede saberse, señorita Merville, porqué usted no tiene pareja?

— Prefiero hacerlo yo sola.

— Eso no se podrá. —replica y luego mira a todo el salón hasta que su mirada se detiene justo en el rincón y yo sé quien está sentado en el rincón.— ¿Qué tal si los hace con el joven Enzo?

Asiento desesperanzada mientras agarro mis cosas y me dirijo hacia el muñeco de Juani.

— La señorita Lombardi me ha mandado hacia acá. —digo mirando el suelo.— ¿Te importa si me siento a tu lado?

Él me mira con esos ojos cafés y yo también lo miro. Convirtiéndolo en una guerra de miradas, y es ahí donde logro ver una chispa de color ámbar en sus ojos, parpadeo y ya no está.

— Puedes sentarte donde te plazca. —masculla sin emoción y vuelve su atención a los ejercicios.—

¿Qué? ¿Pero qué rayos le pasa a este chico? ¿Qué acaso es bipolar? Trato de no responderle pues eso desencadenaría una discusión y yo no soy buena discutiendo, por lo que me limito a sentarme a su par y continúo resolviendo los ejercicios.

— ¿Y bien? ¿Ya terminaron sus ejercicios? —pregunta la señorita Britter paseándose por las filas de pupitres y deteniéndose justo donde me encuentro.— ¿Ya terminó, señorita Merville? —la profesora cuestiona viendo mis apuntes.—

Asiento y ella toma el cuaderno.

— Como ella ya ha terminado supongo que usted también, joven Enzo. —dice agarrando su cuaderno, a lo cual, él asiente y se recuesta en la silla ignorándome por completo.—

Menuda pareja la que me ha tocado.

Echo un vistazo a Juani y veo que sonríe continuamente con el chico cabeza hueca, y es que sonríen tanto que al acercarse la señorita Lombardi para pedirles sus cuadernos, ellos no se lo entregan pues no han hecho nada.

Suspiro.

El frío parece haber incrementado más, por lo cual, abro la cremallera de mi mochila para sacar el suéter pero cuando veo en el interior caigo en la cuenta de que olvidé tomarlo cuando salí de casa.

Mierda. Trato de entrar en calor haciendo fricción con las palmas de mis manos, lo cual parece funcionar un poco porque dejo de temblar.

Y esa es buena señal, ¿verdad?

El timbre se escucha anunciando el fin de las clases, de reojo miro a Enzo quien guarda sus cosas, se levanta y pasa al escritorio para recoger su cuaderno y luego retirarse. Que chico más extraño, pienso.

Agarro mi mochila y recojo mi cuaderno del escritorio de la señorita, salgo del aula y espero a Juani en los pasillos, para que vayamos juntos a la próxima clase que es Física. Una clase donde seguramente voy a dormirme.

 Una clase donde seguramente voy a dormirme

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"Bad Blood"  || Enzo VogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora