Chapter XIII

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POV Seren

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POV Seren

— ¡Oh Dios! —susurra.— ¿Qué he hecho?

Asustada presiono la herida de mi brazo y salgo corriendo. Enzo no me llama, volteo hacia atrás y lo veo arrodillado sobre el césped, con sus manos hechas puño y sus ojos cerrados.

Me obligo a dirigir la mirada hacia otro lado y corro hasta llegar a mi casa. Cuando entro, todo está en total silencio. No hago ruido y me dirijo hacia la habitación de mamá y la encuentro ahí, sumida en un profundo sueño y hecha un ovillo.

Me dirijo hacia el baño y saco el botiquín de primeros auxilios. Desecho el pañuelo de mi brazo y hago todo el procedimiento, otra vez, para desinfectar la herida. La vendo de nuevo y me voy directo a la cama. Busco mi celular en la mesita de noche y no lo encuentro, lo cual, me obliga a bajar a la sala para buscarlo. Busco en la sala, en el baño e incluso en la habitación de mamá y es ahí cuando caigo en la cuenta que lo dejé en el parque... con Enzo.

Regreso de nuevo a mi habitación, cansada y frustrada y es hasta que siento demasiado húmedas mis mejillas, que me doy cuenta de que estoy llorando.

Lloro aún más fuerte, tratando de sacar todo ese miedo que sentí hoy en el parque, lloro por todo lo que me ha pasado. El ataque del gato montés, las heridas en mi brazo, la pelea con mi mejor amigo, ese momento extraño con Vogrincic... lloro por todo. Continúo llorando hasta que las lágrimas se acaban y caigo dormida.

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Me despierto por los gritos de mi madre provenientes del baño. Grita como yo cuando veo una cucaracha voladora, por lo que salto de mi cama y corro pues ha de ser algo grave. Cuando llego al baño y me ve, algo cae de sus manos y corre a abrazarme.

— ¡Cande, nena! ¡Estás bien! —exclama aliviada.—

Sí, mi segundo nombre es Candelaria. Mi madre acostumbraba a llamarme Cande cuando era pequeña, pero a medida que crecí, le pedí que me llamara Seren, pues ese nombre no es muy común; en cambio Cande si lo es.

— ¡Mamá! —digo casi sin aire debido a su abrazo.—

— ¡Explícame! ¿¡Qué es esto!? —grita recogiendo el paño de seda con sangre del suelo.—

Ah, eso explica los gritos.

— ¿Un pañuelo?

Mi madre me mira, y es esa misma mirada que me da antes de lanzarme la chancla. Me estremezco.

— ¿Por qué tiene sangre? —pregunta muy seria a la vez que recorre mi cuerpo con su mirada y se posa en mi brazo vendado.— ¿Qué te pasó, nena?

Bueno, Seren, es momento de poner a prueba tus dotes de actriz.

Tratando de sonar lo más convincente posible, le explico que me caí de las escaleras, que llevaba un vaso de vidrio y que al caer, las esquirlas se adentraron en mi piel. Prácticamente le he contado lo mismo que a Juani pero esta vez lo he narrado con más énfasis y sentimiento.

Mi madre me mira con sus grandes ojos grises cristalizados. Agarra mi brazo y quita la venda que con tanto esfuerzo me puse y grita al ver los rasguños hechos por el felino, que hasta hoy no sé si fue alguna especie de gato salvaje o un puma, ya que ambos abundan por estos lados.

Me lleva hasta la oficina donde hace algunos de sus trabajos escritos y saca un maletín con una infinidad de instrumentos que se utilizan para hacer operaciones. Esperen... ¿Qué? Oh, no... ¡Alto ahí, loca!

— Mamá, me estás asustando. ¿Qué vas a hacer? —pregunto al ver que coloca hilo sobre una aguja.—

— Esa herida necesita ser cosida. —puntualiza muy seria.—

Y veo que ya no es mi dulce madre, la dulce Leona. Ahora es la doctora Merville en acción.

— ¿¡Qué!?

Ella no dice nada, se acerca hacia mí, me limpia la zona afectada y luego de colocarse unos guantes de látex comienza a meter la aguja. No puedo evitar torcer el gesto, trato de mirar hacia otro lado e imaginar cosas para no pensar en el dolor que esta aguja me provoca. Al cabo de unos diez minutos mi madre termina, y me venda la herida nuevamente.

— Ten cuidado. No hagas mucha fuerza con ese brazo porque podes abrirte la herida y será peor, cariño.

Guarda sus cosas y va al lavabo a lavarse las manos. Cuando regresa, me besa la sien y exclama:

— Ten mucho cuidado hija, no sé lo que haría si llegara a perderte.

Casi me pierdes, casi ni la cuento, mami.

— Nunca me perderás, mamá. —digo envolviéndola en un abrazo y ella besando mi cabeza.—

Jennifer López as interpreted Leona Merville / Dra

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Jennifer López as interpreted Leona Merville / Dra. Merville / Mamá de Seren

Leo / 47 años / 24 de julio de 1969

Montevideo, Uruguay

Montevideo, Uruguay

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"Bad Blood"  || Enzo VogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora