Chapter IV

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POV Seren

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POV Seren

Caminamos en silencio hasta llegar al aula y nos dirigimos a nuestros respectivos asientos. Me dispongo a hablarle a Juani cuando soy interrumpida por una voz que me fastidió la hora de Lengua Española.

— Vaya. ¿También tienes Física a esta hora? —pregunta el cabeza hueca a Juani.—

— Sí y vos también por lo que veo.

Okey. Eso se escuchó algo idiota. Los miro de reojo y se sumergen en una conversación mientras yo quedo ignorada. En situaciones así, los libros son mi escape.

Saco Firelight y me sumerjo en el mundo de los drakis y los cazadores. Sin embargo, las continuas carcajadas de "el cabeza hueca" y de mi mejor amigo, me desconcentran de la lectura. Fastidiada me levanto del asiento, haciendo un gran estrépito que provoca que todos me vean y guarden silencio.

— Vuelvan a lo suyo, imbéciles. —mascullo.—

Me dirijo a un asiento vacío y continuo leyendo.

—"Ese es el gran acontecimiento que has estado esperando. El día que tú puedas llamarme humana" Y esto duele. Como una herida que no acaba de sanar, pero los puntos se abren y vuelven a sangrar. El conocimiento de que no soy lo que ella quiere, que tengo que ser alguien que yo no quiero ser para tener su aprobación...

Interrumpo la lectura al leer eso, debe ser duro para alguien que no te acepten por lo que eres y que esperen a que cambies para ser aceptado.

Eso es patético.

¿Qué tiene de malo que la chica se manifieste cuando su crush está cerca de ella? Es mitad dragón, su madre debería aceptarla y no querer que su draki muera. Al igual que Tamra, la hermana de la protagonista, qué culpa tiene Jacinda de que su estúpida hermana no haya alcanzado su Draki.

— Ninguna. —me responde alguien.—

— Exacto, vos sí sabes. —concuerdo asintiendo.—

Enfadada cierro el libro y me dispongo a... ¿Esperen qué? ¿Quién me ha contestado? ¿Por qué lo ha hecho? Diablos. ¿Qué está pasando? Miro hacia mi lado izquierdo y lo veo, sentado encima de la mesa mientras alza una de sus cejas.

Lo miro con los ojos abiertos de par en par porque no sentí cuando él llegó a sentarse a mi lado y sobre todo... ¿Acaso dije todo mi discurso en voz alta? ¡Dios mío, qué vergüenza! Tapo mi rostro con ambas manos, golpeándome mentalmente la cabeza por ser tan idiota.

— ¿Te tomas muy a pecho las situaciones de los personajes, eh? —dice con una sonrisa socarrona.—

Quito una mano de mi rostro y lo miro con ojos de interrogante, al ver que me ha hablado... Porque me ha hablado a mí, ¿no? Es que con él siendo un bipolar, pues, no se sabe. Enzo alza una ceja en espera de su repuesta, mirándome fijamente. Rayos, sí es a mí a quien le habla.

— Claro que no. —murmuro avergonzada.—

Él sonríe tiernamente.

— No tienes porqué avergonzarte. —sonríe.— Todos piensan alguna vez en voz alta.

— Cállate. —siento mis mejillas tan calientes que temo estar a punto de parecer tomate.—

— Cállame. —me incita poniendo su rostro muy cerca del mío.—

— Vos lo pediste. —musito encogiéndome de hombros.—

Agarro mi libro y se lo estampo en la boca haciendo un leve sonido cuando impacta en su piel. Rápidamente me alejo esperando alguna reacción violenta de su parte, pero lo único que recibo es una sonora carcajada por parte de él. Se tapa la boca pero aún así no para de reír.

Lo miro extrañada y aparta su mano inmediatamente, pienso encontrarme con su labio lleno de sangre puesto que le pegué con un libro. ¿O sea? ¡Un libro! pero sólo tiene una leve marca que va desapareciendo a los pocos segundos... y sin nada de sangre en sus comisuras.

— ¿Es que no te ha dolido? —le pregunto un tanto embobada.—

Él niega con su cabeza y sonríe levemente.

— ¿P... Por qué? —cuestiono casi con los ojos fuera de órbita.—

Simplemente se encoge de hombros.

— ¿¡Qué clase de persona sos vos!?

Él ríe y responde:

— Una persona a la que los libros aman demasiado como para dejarme un rasguño.

Quiero protestar pero un leve dolor de cabeza se hace presente y provoca que cierre los ojos y me masajee la sien.

— ¿Estás bien? —pregunta al ver que no le he reprochado.—

Asiento débilmente mientras el dolor de cabeza continúa más fuerte.

— Auch. —musito cuando siento punzadas dentro de mi cabeza.—

Me recuesto contra la mesa con mis manos sobre mi cabeza, el dolor es tan fuerte que sólo escucho un pitido alrededor. Miro a Enzo quien me devuelve el gesto con unos ojos verdaderamente preocupados, veo que mueve los labios pero no logro entenderle, pues, como repito sólo escucho ese molesto pitido ensordecedor. Cierro los ojos esperando que el dolor cese pero lo único que disminuye es el pitido en mis oídos.

— Seren, estás pálida.

— Ya lo sé.

— Estás cambiando de color.

— Mhmm. —musito cerrando los ojos.—

— Estás helada... —susurra tomando mis manos.—

Pero ya no le respondo pues la oscuridad ha conseguido atraparme entre sus garras.

Pero ya no le respondo pues la oscuridad ha conseguido atraparme entre sus garras

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"Bad Blood"  || Enzo VogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora