Chapter X

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POV Seren

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POV Seren

Me alejo de ahí y camino hacia el aula de Lengua Española echando humo. Ya ahí me encuentro a mi mejor amigo con el chico cabeza hueca en mi pupitre.

¿Leyeron bien?

¡EN MI PUPITRE!

No es que me importara pero como estoy enfadada y quiero descargar mi ira con alguien, así que me dirijo hacia ellos y empiezo a gritarle.

— ¡Oye tú, quítate de mi asiento, semejante imbécil!

Santi levanta su mirada y me mira con un gran signo de interrogación en su cabeza. Pongo los ojos en blanco y lo agarro del cuello de su camiseta.

— ¿No entendiste, cabeza hueca? ¡Quítate de mi asiento!

Juani me mira asustado y enfadado a la vez mientras sale en la defensa de Narvaja.

— ¡Seren, cálmate! Sólo está charlando conmigo.

¿Vieron? No me defiende, no me pregunta dónde estaba, ni porqué aparezco a estas horas. Sólo me reclama porque le grito a su amiguito. ¡Y se supone que es mi mejor amigo!

Lo miro consternada y él me desafía con la mirada. Se siente la tensión entre nosotros y Santiago quita suavemente mi mano de su cuello. Y sin querer, presiona su mano en mi brazo con fuerza, justamente el brazo que tengo herido y no puedo evitar soltar un chillido.

— ¿Qué te pasa?

No puedo reprimir las ganas de gritarle: Estúpido, mi brazo herido, idiota. Sé que no ayuda en nada a apaciguar el dolor en mi brazo pero, pensándolo bien, si ayuda a calmar un poco mi ira.

— Lo siento, Seren. —masculla soltándome.—

Juani me mira escéptico y yo sólo miro mi brazo, el cual empieza a sangrar, manchando mi suéter.

— Maldición. —murmuro por lo bajo.—

Agarro mi bolso y salgo corriendo del aula en dirección al baño, ignorando los gritos de Juani. Cuando llego al baño, me quito el suéter y miro la venda. Está llena de sangre, ese estúpido me abrió la herida. Abro el grifo de un lavamanos, me quito la venda y coloco el brazo sobre el agua cayendo para que lave la sangre. Cuando estoy segura de que ya no está saliendo sangre, procedo a secarme con un pañuelo de seda, teniendo cuidado de no lastimarme. Lo tiro a la basura y saco otro que utilizo para vendarme el brazo.

— Este día no pudo haber salido de mal en peor. —murmuro para mí misma saliendo del baño.—

Decido pasar a la enfermería y veo que está cerrado. Agh, de seguro la enfermera no ha venido. Pongo los ojos en blanco y me dirijo hacia las canchas, donde los chicos están entrenando soccer y las porristas están practicando sus piruetas. Me siento en el suave césped viendo cómo la entrenadora obliga a los chicos a correr con más ánimo.

Escucho unas suaves pisadas que se acercan hacia mí y por reflejo volteo hacia atrás. No puedo evitar entrecerrar los ojos muy molesta al verlo ahí.

— ¿Qué querés? —espeto bruscamente.—

— Hablar contigo.

Cierro los ojos y hago ademán para que tome asiento a mi lado.

Cierro los ojos y hago ademán para que tome asiento a mi lado

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"Bad Blood"  || Enzo VogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora