Chapter XXIV

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POV Seren

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POV Seren

Cuando me ve, su rostro pasa de la angustia a la alegría. Deja caer el rifle y corre hacia mí. Desmonto de Nieve para abrazarla y ella sumerge su rostro en mi cabello mientras solloza, me mira y besa mi sien volviendo a sollozar.

— Estoy bien mami, estoy bien. —le digo abrazándola con más fuerza.—

Mi madre para de gimotear y levanta su rostro. La miro y veo que sus ojos están cristalizados y por un momento, veo pasar una chispa de furia en ellos. Levanta su mano y en un abrir y cerrar de ojos, esta se estampa con fuerza sobre mi mejilla derecha, resonando un fuerte "Clap" en todo el lugar. La miro atónita por lo que acaba de hacer. Típico, te reencuentras con tu madre luego de estar perdida casi todo el día y esta te abraza para luego abofetearte, típico.

— ¡Niña estúpida! —exclama furiosa.— ¡Cómo te atreves a hacernos pasar esta angustia, desapareciéndote casi por ocho horas! ¿Dónde estabas?

No respondo, sino que, volteo mi rostro hacia un lado mirando hacia el suelo. Mi madre suspira exasperada y dice:

— Ve a dejar a Nieve a su compartimiento, anda. Subes a tu habitación y no saldrás hasta que yo te diga. ¿Vale? ¡Estás castigada!

Me encojo de hombros y jalo de la rienda de la yegua en dirección a los establos.

— Mira en el lío que me has metido, Nieve. —mascullo malhumorada.—

La yegua solo relincha y empieza a trotar como si estuviera feliz. Blanqueo los ojos. Yegua estúpida, con cariño. Le doy a nieve al chico pelirrojo y me dirijo hacia la casa con la mirada cabizbaja. Encuentro a la Nona sentada en la sala, con lo que parece un plato con un trozo de pastel. ¡Ah! Así que era eso lo que cocinaba antes de que me fuera.

— ¿Cómo te fue, cariño? —pregunta, haciéndome espacio para que me siente con ella.—

Suspiro, pensando en narrarle absolutamente todo lo que sucedió, pero decido mejor callar.

— ¿Algo anda mal? —pregunta escudriñando mi rostro.—

Niego con la cabeza.

— No, Nona. Solo me siento cansada.

— ¿A dónde te llevó Nieve?

Sonrío.

— Pues, veamos. Al principio me dio un tour por todo el contorno de la granja. —ella asiente emocionada.— Luego, nos internamos en el bosque y cruzamos muchos senderos, atravesamos un arroyo y... —un nudo se forma en mi garganta, no quiero decirle lo del accidente, ella me mira preocupada y yo finjo una sonrisa.— Y me tomé un momento para descansar.

El rostro de la Nona se relaja.

— Luego, Nieve estaba impaciente y monté de nuevo en ella y me llevó a un prado, muy alejado de aquí.

Digo, consciente de que estoy diciendo la verdad, agregándole partes inexistentes. En otras palabras, le estoy mintiendo y eso duele peor que golpearte el dedo meñique del pie.

— ¿Prado? —asiento.— Descríbelo, por favor. ¿Qué había ahí?

— Habían muchos caballos salvajes, Nona. Ese lugar fue increíble, Nieve se apartó de mí y corrió colándose entre los demás caballos. Por eso nos tardamos un poco... —la Nona no me deja terminar pues me interrumpe.—

— Ese prado... —sus ojos se cristalizan.—

— ¿Estás bien? —la alarma tiñe mi voz.—

— Tranquila, cariño. Es solo que ese prado me trae muchos recuerdos de mi adolescencia.

Alzo una ceja.

— En ese prado encontré a la madre de Nieve, pero no es solo por eso. —responde sonriendo nostálgicamente.— Cuando me sentía triste o debía tomar decisiones drásticas, siempre iba ahí. Ese lugar es relajante y silencioso, me ayudaba a pensar. Y escuchar que vos, mi niña... —sonríe, acariciando mi cabello.— has encontrado el lugar, me recuerda mucho a esa época.

Sonrío sin saber que decir.

— Entiendo que hayas tardado mucho, esos viajes son muy agotadores.

— ¿Has vuelto a ir? —pregunto.—

Ella niega con la cabeza y luego emite un suspiro muy nostálgico.

— Mi madre se ha enfadado. —cambio de tema.—

— ¿Por el viaje? —asiento.—

— No te preocupes, hablaré con ella. —me guiña un ojo, y no puedo evitar reír.—

— Me ha prohibido salir de mi habitación y creo que también comer. —hago un puchero y mi estómago ruge.—

— ¡Oh, por eso no te preocupes! —exclama.— En tu habitación hay un plato con un trozo de pastel y... —relamo mis labios al escuchar eso.— Algo de estofado que quedo del almuerzo.

— ¡Dios, Gracias! —me paro de un salto y la abrazo.— No sé qué haría sin ti, Nona.

— No podrías vivir, claro está. —exclama.— Anda, ve a tu habitación y come. Yo hablaré con tu madre.

Asiento efusivamente y me dirijo hacia las escaleras, corriendo y dando saltitos tal como si fuera una niña pequeña ansiosa por su trozo de pastel de chocolate. Cuando piso el primer escalón, me detengo y doy media vuelta.

— ¿Nona?

— ¿Sí, mi vida?

— ¿Hay algún vecino con el apellido Vogrincic en los alrededores?

La nona lleva sus dedos a su mentón y se queda pensativa.

— ¿Nona? —hablo al ver que no obtengo respuesta por su parte.—

— Ehhh. —sale del trance.— Creo que sí, hace poco compraron uno de los terrenos de al lado. Nadie conoce al dueño pero los trabajadores están más que contentos con él, porque les regala todas las cosechas de sus diferentes actividades agropecuarias.

— ¿Y no se sabe el nombre? —pregunto frunciendo el ceño.—

— Creo que se llama William.

¡William! ¿Sera algún familiar de él?

— Y dices que nadie lo ha visto...

— Así corren los rumores. —se da la vuelta y me mira fijamente.— ¿Por qué, Candelaria?

Me encojo de hombros.

— Escuché a unos mozos hablar de ello y me dio curiosidad.

— Okey.

No dice nada más y yo me apresuro a subir a mi habitación. Abro la puerta y tal como lo dijo la Nona, en la mesita de noche se encuentran dos platos a rebosar de comida.

¡Te quiero tanto, abuela!

¡Te quiero tanto, abuela!

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⏰ Última actualización: Aug 22 ⏰

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"Bad Blood"  || Enzo VogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora