POV Seren
¡Dios mío! ¿Qué hago? Estoy sola, perdida en medio del bosque, empapada de pies a cabeza y desprotegida del frío. Definitivamente este no es mi día de suerte.
La tormenta es tan fuerte que no veo nada, no puedo distinguir las cosas, solamente veo bultos enfrente de mí. Estiro mi mano para tocar lo que sea que tengo en frente y siento la dura textura de la corteza de un árbol, me apoyo en ella y me pongo en cuclillas metiendo mi cabeza entre las rodillas pensando: Esto no puede estar pasándome.
Me descuelgo la mochila de los hombros y veo aliviada que mis libros están intactos. Fue buena idea meterlos en una bolsa hermética; rebusco en la mochila en busca de mi celular hasta que lo encuentro, desesperada lo enciendo y posteriormente lo desbloqueo para luego irme hacia la lista de contactos y buscar el número que puede salvarme:
Mi Mamá. Marco su número y espero a que agarre la llamada. Al cuarto pitido ella responde.
— ¡Mami! —exclamo aliviada.—
— ¡Seren! ¡Gracias a Dios que has llamado, cariño! —explica.— Quería decirte que hoy no podré llegar a casa.
"Hoy no podré llegar a casa".
Seis palabras que resuenan en mi mente una y otra vez.
— ¿¡Qué!? —exclamo aturdida.—
— Sí, amor. Resulta que ha ocurrido un accidente y bueno tengo mucho trabajo y con esta lluvia me será imposible regresar a casa.
Me quedo en silencio por un momento.
— Cuídate, Seren. —dice.— Cierra todo y abrígate bien. Nos vemos mañana, nena. Te quiero.
Y diciendo esto, cuelga.
Bueno... ¿Y ahora como regresaré a casa?
Meto el celular de nuevo a la mochila y abrazo mis rodillas queriendo llorar.
No sé qué hacer. No se ve absolutamente nada con este torrencial de lluvia y no sé en donde me encuentro. Me levanto con cuidado, aseguro bien mi mochila y empiezo a caminar. ¿De qué me sirve correr? Si no veo nada.
Camino durante un buen rato hasta que mis piernas ya no soportan más y me desplomo en el suelo, como una hoja en otoño desprendiéndose de las ramas del árbol.
Sin darme cuenta, empiezo a llorar. Y me quedo ahí tirada en el suelo, a la deriva, clamando para que la lluvia termine pronto. El sueño empieza a hacerse presente y comienzo a cabecear. A medida que empiezo a dormitar veo un par de luces detrás de un arbusto que me miran fijamente. No le presto mucha atención, pues de seguro, han de ser luciérnagas.
Pero las luciérnagas no se mueven coordinadamente. ¿Cierto? Ni tampoco son tan redondas.
Intrigada gateo hacia el arbusto donde están las dos lucecitas, no me he movido ni un metro cuando alcanzo a ver una especie de soga tirada. Tanteo un poco en el suelo hasta dar con la soga y para mi sorpresa, la encuentro de una suave textura, es peludita y pachoncita como la cola de un gato.
Un ronroneo encima de mi cabeza me hace mirar hacia arriba y veo que las luciérnagas, son un par de ojos y que la soga en realidad es una cola. Y en este momento, los relámpagos se hacen presentes y puedo ver que estoy en presencia de un felino, un gato montés.
Asustada retrocedo y el felino avanza hacia mí. ¡Maldición! Tengo miedo, y como para confirmar lo que ya sé, me estremezco y un sollozo escapa de mi boca. El animal se relame los labios y se acuclilla en señal de caza.
No espero a que me ataque, me levanto de un salto y salgo disparada corriendo. Creo que el animal va detrás de mí, lo presiento y además escucho los crujidos de las ramas que provocan sus grandes pisadas.
La tormenta ya no es muy fuerte, pero el lodazal, las ramas caídas, las raíces y piedras me impiden correr como Dios manda, causando que dé leves tropezones. Miro hacia atrás y no sé, si es el felino que corre más rápido o soy yo la que ha disminuido la velocidad. Cuando vuelvo mi cabeza hacia el frente, tropiezo y choco directamente contra el tronco de un árbol. Rápidamente retrocedo por el impacto y sé que este es mi fin.
Moriré siendo devorada por un estúpido felino y todo por mi maldita torpeza. Caigo al suelo provocando un sonido sordo, el aire abandona mis pulmones debido al impacto. Estoy mirando el cielo, el negro y oscuro cielo. Puedo ver cómo el animal se acuclilla para abalanzarse hacia mí.
Todo está de cabeza, o quizás solo soy yo. Siento el peso del felino en mi cuerpo y puedo sentir cómo sus garras atraviesan mi piel, a lo lejos me escucho gritar. Cierro los ojos, esperando que esta tortura termine pronto. Las garras del animal buscan mi rostro y yo no hago nada por esquivarlo. Estoy en shock y necesito aire. ¿Me va a comer un tierno gatito?
De pronto siento que algo embiste al animal encima de mí. Abro los ojos pero lo único que veo es la sombra de algo luchando contra el felino. Los cierro nuevamente y me sumerjo en la oscuridad. ¡Adiós, mundo cruel!
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"Bad Blood" || Enzo Vogrincic
RandomDesde hace mucho tiempo las criaturas de la noche acechan Montevideo, ocultos entre los humanos y alimentándose de ellos discretamente. Entre todos ellos, un vampiro -aislado en Francia- al que le fue arrebatado lo más preciado de su maldita vida s...