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Advertencia: este capitulo toca temas como TAC, trastornos psicológicos y psiquiátricos, se pide al lector ser prudente.
MELL
Los días pasaron un poco más rápido de lo que me hubiera gustado, Punta del Este era la convicción perfecta de una ciudad con alma pueblo. Podíamos bajar a lo céntrico a comprar comida, algunas cosas para entretenernos y por supuesto vino, whisky y cerveza.
Guido ya había aprendido de mis gustos, los buenos y los malos. De mis vicios de algún dulce después de la cena, de mi amor profundo por las frutas y las verduras, que siempre iba a decir que si a un asado. Sin embargo todavía no había podido tocar en profundidad el tema de la comida... "el tema de la comida", tampoco había hecho preguntas de que tomó todas las mañanas, tampoco me había preocupado por ocultarlos.
La realidad es que su presencia me mantenía muy estable, lo cual también sentía que era peligroso, si bien mi mente se mantenía en este sueño, sabía que el globo se podía romper en cualquier momento.
-¿Ya se terminaron? - le pregunto sorprendida cuando deja dos cajas de preservativos en el carrito del super
-¿Qué te sorprende? Si me tenes todo el día encima- me dice Guido a lo que yo me rió apoyando parte de mi cuerpo en el, me acaricia la cabeza y cuando la levanto me planta un beso- no es que me queje eh- me dice atrayendo más a su cintura, esta vez lo beso yo.
Me sorprendía gratamente lo suelto que era Guido conmigo en público, si bien sabía que estábamos en otro país y en un lugar tranquilo, era temporada alta. No me lo cuestionaba, simplemente accedía a lo que el que demostraba. Fingir demencia y vivamos el momento, esas en las frases que me repetía todo el tiempo que cualquier pensamiento intrusivo entrara en mi cabeza.
Sumamos un par de cosas al carrito, algunas cosas para llevar a la playa y merendar, al otro día ya había que volver y no quería pensar mucho en que pasaba después de eso. Supongo que ya era hora de volver a casa y despedirme.
-Vamos a desayunar? - me pregunto mientras guardamos todo en el baúl
-Es verdad, con razón tenía hambre- dije tocándome la panza.
-Conozco un lugar bueno por acá- Paso su brazo mi mis hombros y caminamos, era una mañana de domingo muy tranquila, no había mucha gente en la calle. Nos habíamos despertado más temprano para disfrutar el último día, queríamos ir a la playa todo el día. Llegamos a una confitería que parecía muy antigua, pero tenía su encanto.
-Pensaba que a la noche podíamos salir a cenar, para cerrar bien el viaje- me dijo Guido mientras ambos veíamos la carta.
-Bueno, me parece bien- la realidad es que se me había hecho un nudo en la garganta con el "cerrar bien el viaje" cerrar. Esta Llegando el momento.
Cuando llega el mozo Guido se me adelanta y pide.
-Ya se, un café con leche descremada, tostadas de pan negro o integral con mermelada y queso untable y una botella de agua mineral - me mira y asisto indicado que estaba todo bien.
