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Guido sigue el camino de luz de la entrada de acá, la puerta esta semi abierta, sabe que Mell entro, pero disfruto de cada paso hasta llegar ahí. Antes de entrar incluso se detiene a unos pasos y observa la inmensidad de la oscuridad, el ruido del campo, la tranquilidad de las afueras de la ciudad: sagrado este momento y nada más.
Su corazón late fuerte, está aprendiendo a entender que le pasa, qué le pasa cuando... ¿Amas a alguien? Es ese el sentimiento extraño que lo invadió todo este tiempo, como cuando te duele el pecho como si algo te pesara, como si algo te faltara, pero cuando ella está cerca, todo es calma. Calma, como esa noche, como el campo, como Santa Maria de Punilla a las 7 am cuando el Cosquín Rock duerme hasta el otro día y el se pudo escabullirse con Mell.
Claramente, el campo marcaba sus lugares, aunque Mell amaba la gran ciudad, cuando estaba entre la naturaleza para ella era dado. Respiro profundo y miro al cielo y se entró a la casa, el ruido del fuego crujiendo invadió sus oídos y una melodía lo llama:
Deja que ruede como el aire entre las hojas. Todo es oro, todo es sal. Que llegará el día, que no quemen sus recuerdos. Que se apagará el dolor...Personalmente creo que todo esto es una locura...
Mell está sentada en el suelo abrazando sus rodillas mirando al fuego y tarareando Personalmente de Las Pelotas, el fuego se refleja en sus pupilas y se camufla con el rojo de su pelo. Guido se acerca lentamente sin dejar de pensar que esa imagen lo embelesa y se pone detrás de ella, dejándola entre medio de sus piernas, Mell no objeta, se relaja y se tira para atrás apoyando su cabeza en su hombro.
-fue como mi canción de rompimiento- le dice en el medio del silencio calado del campo, a Guido lo entristece un poco
-nunca terminamos- le dice el y ella gira la cabeza para mirarlo- por lo menos yo nunca pude soltarte, por eso estoy acá- besa su frente y ella sonríe- se que tu parte de la historia es más dolorosa, pero quiero que sepas que también sufrí, no sabia, ni entendía porque, ahora lo se... - Mell lo sigue mirando- me faltabas, te había arrancado de mi vida como si no significaras nada... y... significas mucho-hace un silencio- creo que me enamore- Mell abre los ojos tan grande como puede y queda atónita mirando como Guido mira fijo el fuego, y ella memoriza todo su perfil- que? - dice él llevando sus ojos a los de ella, Mell se incorpora y queda de frente a él pasando sus piernas por arriba de las de él y los enfrenta, lo toma de la cara y lo besa. No es un beso apurado, no es un hambriento, es un beso lento, es un beso que dice "me importa" besa, su mandíbula y mejillas, haciéndolo reír, y con su manos acaricia su frente y tira su pelo para atrás.
-ya se que te lo dicen mucho, pero sos hermoso- le dice observando, el se ríe- uff cuando te reis- Mell lo mira picara, Guido la trae más sobre el.
-no importa que me lo digan mucho, me importa que me lo digas vos- la besa, lento primero y ella se adelanta más poniéndose encima de su pelvis, Guido la trae de la espalda contra él y luego con sus dos manos acomoda el pelo de ella para tras y profundiza el beso, haciendo que sus lenguas empiezan a jugar. Cada uno puede sentir como el cuerpo del otro reacciona ante cada acto, ahora si, el deseo es inevitable, el hambre es mucha, pero algo cambio... el amor es mucho.