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—Necesitamos hablar

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—Necesitamos hablar.

—Estoy trabajando en esté momento, pero si gusta esperar un poco entonces podremos hablar —le indicó.

—No tengo problema en esperar. —Se encaminó a una de las mesas desocupadas.

—¿Quiere que le traiga algo mientras tanto?

—Un café Americano estaría bien.

—Enseguida vuelvo.

Jisung se alejó a pasos rápidos de la mujer, su sola presencia le causaba escalofríos. La señora Lee siempre traía problemas a su vida, de una u otra forma y no creía que esa vez fuera la excepción.

—¿Quién es esa mujer? —consultó Seungmin.

—Mi exsuegra, la mamá de Lee Know —Comenzó a preparar el café que le había pedido —. Quiere hablar conmigo.

—Tiene cara de que nadie se la ha cogido en mucho tiempo —comentó y Jisung tuvo que reprimir la risa.

—Callate, te puede oír —murmuró —. Aunque lo más probable es que tengas razón.

—¿Y de qué quiere hablar contigo?

—Ni idea, pero no debe ser nada bueno. Esa mujer me detesta. —Sirvió el café en una taza y la colocó en una bandeja para llevárselo —. ¿Te puedes encargar de todo mientras hablo con ella de una vez para que se vaya? Tenerla aquí me pone de malas.

—No hay problema, ve y atiende a la bruja.

—Si ves que las cosas se ponen violentas, llama a la policía.

—De acuerdo, solo grita si estás en peligro.

Jisung asintió y llevó la taza hasta donde la señora esperaba. En el corto trayecto imploró al cielo porque la situación acabará rápido y asi poder seguir con su día.

—Aquí tiene. —Colocó la taza frente a ella.

—Gracias —contestó por mera educación —. Veamos que tan bien haces tu trabajo o si en ésto tampoco destacas.

—¿A qué vino señora? —Se sentó frente a ella —. Si solo vino a insultar mi trabajo, puede irse. No me hacen falta ni mucho menos me interesa su opinión.

—Que grosero eres, en eso no has cambiado —Tomó un sorbo de café —. No está mal a pesar de venir de tí.

—Vaya al grano.

—No vengo a criticar tus escasas habilidades culinarias. Solo vine a ver donde era que trabajabas, de donde sacas el dinero para mantener a mi nieta. Y por lo que veo… —Barrió el lugar con la mirada —. No es más que un lugar cualquiera. No veo como lograste salir adelante solo con la miseria que seguramente ganas aquí.

—Eso es algo que a usted no le interesa.

—Al contrario, me interesa y mucho. Ahora que conozco esté lugar puedo entender porque buscaste a mi hijo, debes querer sacar provecho de su dinero.

Persiana Americana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora