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—Entonces ¿me dices o me muestras?

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—Entonces ¿me dices o me muestras?

Jisung se detuvo a pensarlo por algunos segundos o por lo menos eso le hizo creer a Lee Know quien esperaba impaciente por una respuesta. La verdad era que no había nada que pensar, sabía lo que quería.

—Sunny está en la casa —puso como excusa, solo para no verse tan fácil.

—Su cuarto está lo suficientemente lejos como para no oír nada —Llevó sus labios hasta la oreja de Jisung —. Además, está profundamente dormida.

—No sé si…

—Vamos, Hannie —susurró al oído —. No tienes idea de cuanto te deseo y de todo el autocontrol que he debido tener desde aquella última noche.

Jisung gimió bajito debido a la confesión. Sus manos apretaron el cabello de la nuca de Lino y esté paso a tomar con sus dientes el lóbulo de la oreja, arrastrándolos por la delicada piel para después soltarlo y bajar al cuello.

—Sé que también lo deseas —Murmuró —. No puedes negarlo.

—Yo… ¡Ah! —Sus caderas se fueron hacia enfrente cuando Lee Know le mordió la base del cuello. Sus erección rozaron a través de las telas que los cubrían —. ¡Si! Lo deseó —admitió con la respiración comenzado a agitarse.

Lee Know sonrió con la cara aún ocultar en el cuello de Jisung. Sus manos apretaron la delegada cintura antes de bajarlas y tomar sus caderas para atraerlo otra vez hacia enfrente y volver a frotarse entre sí.

—Me tienes mal —jadeó sobre la humedad que había dejado su mordida —. Tan malditamente mal.

Jisung no estaba de mejor manera, sus manos se aferraban a los oscuros cabellos, su cuello extendió para ser besado y mordido sin problema mientras sus rodillas luchaban por no doblegarse ante el hombre que lo sostenía.

Sin dejar de besarle el cuello, Lee Know pasó sus manos hacia enfrente, desabrochado el pantalón de Jisung. Después lo bajó junto a la ropa interior, dejando que el miembro erecto saltará entre ambos.

Lee Know quería a Jisung desnudo, necesitaba verlo sin prenda alguna lo antes posible, por lo que dejó de besarle el cuello para poder quitarle las prendas inferiores. Luego volvió a subir solo para retirarle de un tirón la playera que le cubría el torso.

—Eres hermoso —declaró viéndolo de pies a cabeza.

—No digas eso —Desvió la mirada a un costado —. Mi cuerpo ha cambiado, ya no es el que era antes.

—Tienes razón, ya no eres el de antes —Lo tomó de la barbilla e hizo que lo viera a los ojos —. Ahora eres mucho más hermoso.

Jisung sintió sus ojos llenarse de lágrimas, pero se negaba a dejarlas salir y arruinar el momento por lo que optó por mejor besarlo y demostrarle con acciones lo mucho que apreciaba que pensará así de él.

Persiana Americana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora