ENTRENADOR

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Hoy me tocaba entrenar en casa mi entrenador vendría, ese hombre me mojaba con solo verlo era tan grande y bien marcado que no podía concentrarme cuando lo tenía cerca. Igual solamente podría mirar y masturbarme en su nombre nunca se fijaría en mí yo era digamos rellenita no era el tipo de mujer que él miraría, pero el consuelo de verlo y tenerlo cerca de algún modo me ponía contenta, a pesar de que quería comerlo completo.
Era un hombre hermoso, un moreno imponente con un cuerpo de infarto y usaba unas rastas que lo hacían más interesante.
Me puse unas bragas pequeñas invisibles porque tenía muchas nalgas y también barriga es que me encantaba comer no lo podía evitar, una calza negra y una sudadera blanca sin corpiño tenía mucho busto pero no quería utilizar sostén.

《Tal vez así llamaba su atención》

—Que tonta, Macarena, pensar que seducirías un hombre así—esto en voz alta pensaba. Bueno, no tengo nada que perder.
Las veces que mi coño se mojó por su culpa lo deseaba demasiado y creo que ya ni disimulaba porque muchas veces sentí que me miraba descifrando mis ojos, también lo tocaba más de lo normal, era difícil no verlo con otros ojos e imposible dejar de entrenar con él lo necesitaba de muchas maneras. El timbre sonó poniéndome un poco nerviosa, dirigí mis pasos asía allá tardando un poco en abrir. El moreno parado esperando entrar, abrí saludando di lugar a que pase, fuimos al living donde siempre entrenábamos los días que tocaba. Su cuerpo me asía salivar, considero que bajo mío, abia un charco.
Para mostrarme un ejercicio se puso detrás de mí como mi sudadera era muy grande al costado, mis pechos se veían perfectamente en un movimiento del ejercicio quede de costado y sus ojos pararon en ese sitio, trago grueso y desvío la mirada.
Sentí algo creciendo en mis nalgas y sabía que cause que este hombre se ponga así por mí, mis movimientos eran más seductores buscándolo con descaro.
Sus ojos seguían recorriendo mi cuerpo y sobre todo mis pechos que rebotaban mordió sus labios conteniéndose, lo mire inocentemente asiendo que su verga se marque por su pantalón a punto de estallar. Con esto solo hice que sus ojos se pierdan en mí, me estiro a su lugar arrinconándome contra la pared sintiendo su pene en mi vientre levanto mi sudadera y chupo con devoción, mis pezones muy erectos, su boca lamia y chupaba sin parar de ellos asiendo que mis gemidos escapen.

—Tus tetas son mi perdición—continuo amasando y chupando.

Sus besos continuaron por mi vientre llegando a mi calza que la saco rápidamente perdiéndose en mi coño muy mojado, corrió la tela dando lengüetazos a mi centro intercalo con mordidas que me daban espasmos, para tener más acceso a mi coño subió una pierna a su hombro y se perdió en mí.
Su boca gloriosa era perfecta en mi coño, me hacía decir palabras sucias que a él más lo prendía asiendo que su boca continúe más profunda en mi sexo. Me corrí en su boca asiendo que cada gota la chupe. Baje mi pierna un poco débil por el tremendo orgasmo que me dio cambie los roles poniéndolo yo contra la pared como ase mucho quería hacerlo, bese sus labios que sabían a mí y mordí su carne asiéndolo maldecir, mi lengua paso por su cuello delineando todos sus cuadrados perfectos asiendo que me vuelva a mojar hasta llegar a su verga la saque quedando anonadada del tamaño de dicho animal que tenía entre sus piernas no sabía si me entraría pero lo intentaría mi boca lo deseaba y mi vagina también.
Chupe de arriba, asía abajo y con ayuda de mi mano masturbé mi lengua llegó a sus huevos dando toques que lo asían jadear, follaba mi boca sosteniendo mi cabeza asiendo que entre lo más que pueda provocando arcadas de tanto tamaño pero que a mi vagina estremecía de deseo, trague todo su orgasmo y sabía muy bien.

《Su verga era la puta gloria》

Me llevo hasta el sillón abriendo paso a su verga entre mis pliegues, la metió muy despacio para que la acogiera muy de apocó, me sentía muy estrecha para tal tamaño pero entro toda y lo sentía tan bien que la mezcla de un poco de dolor y placer hizo que me dilatara y esté mojada de tanto goce que me daba sus movimientos pasaron de lentos a más duro y me daba una excitación desmedida mordía mis labios estirándolos y sus manos estrujaban mis tetas asiéndolo enloquecer y a mí llegar a otro orgasmo increíble sus estocadas continuaron hasta derramarse dentro mío.


Terminamos sudados dando un nuevo inicio a un nuevo ejercicio follando con el entrenador un moreno de mis sueños. Pensando que jamás se fijaría en mí, me corrí hasta ver las estrellas.

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