Por defenderme de unos clientes idiotas terminé en la comisaría, esperando ser interrogada, todavía con mi uniforme de camarera que deja mucho a la imaginación.
Después de varios minutos de estar esperando en este cuarto frío, solo con una mesa y dos sillas, una que estoy sentada yo, se abre la puerta dando paso a un hombre imponente y muy guapo quien fija los ojos en mí, los mismos que mientras me follaban ase una semana atrás hoy me miraban de otra forma.
Solo bajé la mirada y él se sentó frente a mí y como si no me conociera me explico todo, luego procedí yo a explicarle lo que pasó pero su soberbia no ayudaba solo miraba ignorando mis palabras.
—idiota, eso eres, ni siquiera me escuchas—
Se levantó cambiando su rostro a uno de furia, y viniendo hacia mí me agarró del brazo llevándome contra la pared, me tenía acorralada entre su cuerpo y la pared apenas podía respirar.
—Eres muy traviesa, cómo puedes hablarle así
a la autoridad—
Lamió su labio y miro los míos para bajar a mis pechos que se marcaban muy bien por mi escote, sentí su hombría pinchar mi vientre, aunque estaba molesta no me fastidiaba poder tener sexo con un policía, en una comisaría y con un hombre que conocía muy bien. Él sabía que estaba molesta y más me buscaba tanto que su mano tiro de mi camisa saltando los botones quedando con los senos al aire provocando que mis pezones se ericen e inviten a chuparlos, eso fue lo que hizo su boca chupo y estiró de ellos provocando quejidos de mi garganta. Mi sexo estaba muy empapado por esta adrenalina de estar en un sitio de este tipo y por ser follada por un policía. Muy erótico diría. Con su otra mano corrió mi braga y metió sus dedos que resbalaban de mis jugos, su boca dejo mis pezones rosados para devorar mi boca mientras tocaba mi vagina a su antojo, termine en sus dedos quedando con espasmos interminables. Me tomo de la cintura me recostó en la mesa y me abrió las piernas metiendo su cabeza entre ellas haciéndome un increíble oral atendiendo toda mi raja, sus lamidas recorrían toda mi vulva haciendo qué gemidos salgan, me trajo bien asía él y en un rápido movimiento su verga salió bien erecta y preparada, dio una estocada certera moviendo su pelvis constantemente, provocando gemidos de parte de los dos. No sé si nos escuchaban pero eso más me calentaba, siguió duramente sus movimientos, su mano amasaba mi pecho y sus dedos atacaban mi clítoris provocando espasmos de placer, continuó entrando y saliendo por más tiempo hasta terminar dentro mío. Saco su rica verga de mi vagina, estiró su boca a la mía y estiró mis labios, se incorporó acomodo su ropa y se marchó hasta la puerta.
—Estás liberada, por tu buena voluntad, con la ley—Después, te busco hermosa, delicioso coño— guiño un ojo.
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DELICIAS EXOTICAS 2
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