El chocolate recorría mi cuerpo estremeciendo mi piel, su lengua lamia mis pezones cubiertos ,mis quejidos salían solos de mis labios envolviéndome en placer y deseo.
Su lengua experta recorría mi vientre llegando a mi sexo, deleitándose con mis jugos y el chocolate chupaba exquisitamente todo, sus toques en mi clítoris hacían de mi garganta salir jadeos. Lengüetazos atacaron mi entrada y sus dedos entraban y salían de allí provocando espasmos en mí.
Sus manos estrujaron mis senos que cabían perfectos en ellos y su boca jugaba con mi vagina lamiendo, chupando haciendo que mi cuerpo sé consolación, era tanto el placer que mis gemidos aumentaban a medida que su boca succionaba mi sexo, acabe mi esencia dentro de él, volvió a subir chupando todo a su paso hasta apoderarse de mi boca, mordiendo y chupando nuestros labios, sentí su verga torturando mi entrada lista y muy erguida para entrar, jugo un poco más asiéndome delirar entrando completamente en mí, gustosamente dándome un éxtasis de placer, sus embestidas prosiguieron una y otra vez, saliendo y entrando, atacando mi vagina con desespero una y otra vez, saco su largo y grueso tronco de mi entrada para posicionarlo en mi trasero entrando despacio acostumbrándome a su prominente verga comenzó un vaivén de movimientos intensos, yo con mi mano atendía mi clítoris con suaves caricias y él follaba mi culo asiéndome empapar de mis jugos, los choques y gemidos acoplaban la habitación intensificando el orgasmo que llego con un estallido de nuestros líquidos empapando la cama.
Nuestro sexo era duro, delicioso y exquisito, nos gustaba mezclar comida con placer.
Para Sebastián y para mí era muy importante salir de la monotonía del sexo de esposos, nos gustaba experimentar a través del placer y una de ellas era esta.
Cambiamos de lugar y derrame por su cuerpo chocolate que lo hacían más atractivo y delicioso, su verga ya estaba preparada, mi lengua chupo sus labios mordiéndolos y estirándolos provocando un poco de dolor y excitación, seguí chupando y lamiendo todo su cuerpo sacándole jadeos, con mi dedo agarre un poco de chocolate unte su falo y le di lengüetazos como si fuera una riquísima paleta. La introduje en mi boca y con ayuda de mi mano de arriba asía abajo su verga palpitante y venosa más dura se ponía, sus gemidos eran más fuertes y mi boca más rápido devoraba todo su largor, le di una mamada que lo hizo gritar y llegar al clímax sacándole hasta la última gota de su líquido mezclado con chocolate que sabía muy bien.
Nuestros encuentros eran uno más increíble que el otro y nos complementábamos perfectamente y hoy fue una noche donde el chocolate fue protagonista dándonos mucho placer.
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DELICIAS EXOTICAS 2
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