CAPÍTULO 13 - PARTE 2 - COVEN: Relación sin libertad

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Los días siguientes pasaron sin pena ni gloria en la vida de los componentes de la organización. Cuatro días habían pasado desde la visita de Selaya para verificar que la nueva creación de Coven cumplía la normativa vampírica. Días que habían dedicado a enseñar a Tarik las capacidades de su nuevo cuerpo, las obligaciones de su nueva identidad y el rol que adquiría en el mundo de los vampiros.

Tanto Coven como Semyon y Jules se habían involucrado en la formación del joven, que, por otro lado, después de diez años al servicio de Coven, bien conocía parte del mundo en el que vivía.

Esa tarde Coven estaba con la mente en otro sitio. Herlen estaría a punto de llegar con Insomnia y Laia, para quedarse y tutelar a Tarik mientras él y la joven podían tener un par de horas para estar solos en el apartamento.

El abogado no se hizo esperar, y entró en el chalé con Insomnia y Demian, que había decidido ir para conocer al nuevo miembro de la comunidad óbito. Semyon y Jules también se irían, pues debían recoger una entrega en Amberes. Coordinar todo para que Tarik estuviera siempre tutelado y Laia nunca sola, estaba resultando un rompecabezas, pero con la ayuda de su amigo todo se podía hacer.

Herlen había tenido el detalle de dejarle su coche con chófer, donde esperaba Laia en la parte de atrás. Ni por asomo se les habría ocurrido dejarla sola en el apartamento, aunque el tiempo hubiera sido de cuarenta y cinco minutos. Como era propio de ella, no puso pegas, pues, aunque fuera en el coche, ganar unos momentos juntos era aire para ellos. La chica lo esperaba con una gran sonrisa, y lo recibió con un cariñoso beso.

—No tienes buena cara Coven —dijo Laia preocupada.

—Se me está haciendo más largo de lo que tengo acostumbrado, de lo cual tú eres culpable —le contestó con una sonrisa.

—¿Selaya? —adivinó ella.

—¿Lo viste?

—Todo... Insomnia tiene todo el tiempo La Loma en pantalla —decía Laia—. Lo vimos las dos. Ella se lo estaba pasando pipa, pero yo te vi colérico y preocupado, y no me gustó.

Coven suspiró, impotente y furioso con el mundo entero porque parecía confabulado para atormentarlos, a Laia y a él, no dándoles la tranquilidad que él ansiaba. Era lo único que quería, con lo que soñaba, pasar todo el tiempo posible con la mujer que había llegado para completar su existencia.

No importaba el mundo, no importaban los vampiros, el pasado o lo que tuviera que venir; a él le importaba ella. Pero el precio de su dicha era sufrir la envidia y codicia ajenas. Laia parecía convertida en una diana a la que apuntar de forma permanente y él se había puesto en medio, y de ahí no se movería. Por desgracia, los que apuntaban eran enemigos inmortales. ¿Tendría que defenderse de ellos eternamente?

Sintió la cálida caricia de Laia en el rostro, sacándolo de sus pensamientos. Ya habían llegado al apartamento, y hasta en preocupaciones le robaban tiempo con ella. Estaba ansioso por tenerla, como si fuera la primera vez. Ella parecía igual de nerviosa cuando llegaron a la habitación.

Laia estaba extrañamente tímida, lo que despertó el deseo en él. Coven le acarició el rostro y la miró. Era imposible cansarse de esa belleza que lo miraba con devoción, que tanto decía en silencio, que tanto mostraba con un gesto. Se acercó a su rostro y la besó con ternura, despacio, muy despacio, durante largo rato, despertando en ella un cálido deseo, sin ansiedad, fundiéndose.

La cogió en brazos y la tumbó sobre la cama con suavidad. Ese tiempo era para ellos, les pertenecía, por corto que fuera. No desaprovecharía ni un segundo con ella, con palabras o con preocupaciones. Hablarían por caricias, se dirían todo con suspiros y sonrisas, serían cómplices en miradas y uno solo en sentimiento. Era el leguaje que ellos mejor entendían.

Negra Sangre II: Nueva Naturaleza (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora