CAPÍTULO 10 - PARTE 2 - LAIA: La magia de Bután

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La despertaron cuando llegaron al complejo donde dormirían esa noche, para salir a la mañana siguiente en busca de Zhoui, o más bien, en busca de un sitio donde Zhoui los encontrara. ¿Cuándo? Era un misterio. Baihu se despidió de ellos, siendo tan enigmática como lo fue cuando apareció en el aeropuerto de la capital. Coven le gradeció su ayuda, seguramente desinteresada, dedicándole el saludo de respeto de los vampiros.

—¿Cuánto tardará en aparecer Zhoui? —preguntaba Laia mientras se ponía cómoda para meterse en la cama, pero sabía que después de media travesía durmiendo, en ese momento le costaría conciliar el sueño.

—Es imposible saberlo Laia; es un misterio de vampira —contestó Coven encogiéndose de hombros—. Unas horas, varios días, meses.

—¿Meses?

—Es lo que suele tardar en decidirse a ser encontrada—reconocía su vampiro—. Es una criatura misteriosa, a la que apenas se puede comparar con una persona o un vampiro. Ella se mostrará en apariencia civilizada cuando nos encuentre, pero vaga por el territorio que ella domina, en absoluto silencio, siempre pasando desapercibida, huyendo de la presencia humana, salvo que desee beber.

—Ella sigue bebiendo.

—Muchos lo siguen haciendo; algunos más, otros menos, y otros tantos que se lo han negado como forma de entrenar la disciplina y el autocontrol.

—Como tú.

—Hasta que te conocí —le contestó Coven con una sonrisa enigmática.

—¿Qué crees que te dirá?

—Apenas me conoce Laia, como yo a ella —decía el vampiro cruzándose de brazos y sentándose sobre el alféizar de una de las ventanas de su amplia pero poco amueblaba habitación. Miró fuera—. Aunque dicen que es capaz de leer el alma de todo, hasta de lo que es inerte a nuestros ojos.

—¿Ella de qué lado está?

—Del suyo propio, o lo que es lo mismo, del lado del planeta.

—Es como una ecologista —apuntó Laia tratando de hacerse una idea de la vampira que conocería próximamente.

—El ecologismo se queda corto con ella —le decía Coven desde su ventana—. Ella es de naturaleza inenarrable, que hunde su personalidad en la espiritualidad, pero no como concepto religioso, sino como forma de vivir a través de los sentidos más primigenios. Vive unida a la tierra; es su forma de encontrar sentido a su existencia. Ella es tan hermosa y amable como terrible.

—Como la naturaleza... —Coven asintió.

—Te recomiendo que duermas, tengo el presentimiento de que nos esperan días incómodos —dijo mirándola. Ella negó con la cabeza como si eso fuera un imposible.

Coven lo captó al momento y dejó su posición para acercarse a ella y sentarse en la cama. La besó primero, despacio, y después bajó a su cuello, para morderla y beber de ella, emitiendo un gutural gruñido de tremendo placer, como hacía cada vez que la mordía, y ella respondió con un suspiro de satisfacción. Le hacía feliz darle eso, aún sin llegar a comprender hasta qué punto les extasiaba beber sangre. Teniendo eso en cuenta, y que su sangre era distinta y especial, podía entender el placer que su vampiro sentía cada vez.

Coven había dedicado la noche a preparar todo para su marcha por el montañoso y verde país de Bután, al que entrarían a pie y clandestinamente, pues era la mejor forma de llegar cerca de donde podría estar Zhoui. Las carreteras eran pocas y de mala comunicación para ir donde pretendían. A él, como era lógico, no le hacía falta avituallarse de casi nada, mientras que para el cuerpo humano de Laia se esmeró en encontrar suministros abundantes; aun así, escasos si la misteriosa vampira tardaba en encontrarlos. Laia ya se había mentalizado para andar durante horas, dormir a la intemperie, mojarse y comer lo justo. Una aventura en toda regla. Una oportunidad de empaparse de naturaleza.

Negra Sangre II: Nueva Naturaleza (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora