CAPÍTULO 16 - PARTE 3 - HAGALL: Comienza la campaña

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—Buenas noches a todos —dijo Hagall sin alzar la voz, con el fuego a su espalda. El despacho estaba tan oscuro que todas esas figuras parecían fantasmales—. Os agradezco vuestra presencia y la prontitud con la que habéis acudido a mi llamada.

—Parece que se están moviendo las cosas ¿no? —se atrevió a interrumpir Carmilla, con su seductora voz envenenada de malicia.

—Eso parece —contestó Hagall, lanzándole una mirada que no aceptaba su atrevimiento.

—Pero esta vez somos muy pocos... —comentó Neruheime. Hagall se sorprendió ante su denuedo, pues no era una vampira dada a hablar, más bien a tratar de pasar desapercibida.

—La otra vez fue igual; el bando de Nabtzall era más numeroso —le contestó altiva la etérea Heid. Al parecer la parte femenina de la reunión tenía más prisa por hablar—, y finalmente se retiró la inmensa mayoría. Esta vez sucederá lo mismo.

—No lo creo —comentó Carmilla de nuevo—. El grupo originario afín a Nabtzall está en pie de guerra, como Titán, Baihu y otros traidores.

—Mientras Coven no mueva ficha, no deberíamos temer nada —añadió Selaya.

—Me muero por conocer a la perrita que lo ha transformado a él —dijo Hellhound con una profunda risa macabra—. Parece que una niñita puede hacer más que diecinueve vampiros sedientos de guerra.

Paile le lanzó una mirada furtiva a Hagall, y nadie contestó al comentario despectivo de Hellhound. Ninguno de ellos, salvo sus tres acólitos, podían sospechar su propia debilidad por ella. No mostraría esas cartas por el momento. Nadie debía conocer su único y primer punto débil en su propia historia, pues jamás hubo alguno. Estaban allí para ser avisados de en qué situación se encontraban y cuáles serían sus tareas para evitar el conflicto, pues a la vista estaba que tenían las de perder.

—Heid, necesitaría que convencieras a Esya para atraerla a nuestra causa —dijo Hagall. Se giró para darles la espalda de nuevo y fue hacia la chimenea. El fuego lo calmaba—. Titán no lo ha conseguido, y es muy buena amiga tuya, inténtalo.

—Muy bien, pero no prometo nada, es una cabezota egoísta.

—Entonces os entenderéis —respondió Hagall sin mirarla. Sintió los ofendidos ojos de la vampira clavados en la nuca.

—Eoghan, necesito que hagas lo mismo con Olema y Amuntares —siguió, las manos a la espalda y la vista en las llamas—. No abandonarán su neutralidad, pero al menos procura que se comprometan a arbitrar en caso de complicarse la situación.

—Muy bien —contestó el aludido.

—Carmilla, sigue con lo que estás —ordenó a la vampira. Ella soltó una risita. Le divertía espiar a sus iguales, y más al originario grupo de Nabtzall—. Amarok, busca a Socar y tantéalo. Tenéis buena relación. Sabe que estás conmigo, pero es muy indiscreto y tiene la lengua larga. Intenta averiguar algo más. —Amarok contestó con un gruñido.

—Neruheime, hazle una visita a las Hermanas, intenta disuadirlas. —Neruheime asintió—. Yo me encargaré de Manor, Eros, Minte y Zoser. Trataré de convencerlos para que disuadan a los insubordinados que tengan más cercanos.

—¿Cuál es tu plan, Hagall? —preguntó Eoghan.

—El de siempre —dijo mientras se giraba y los encaraba a todos. Las llamas detrás de él dibujaban inquietantes sombras en los rostros de sus leales—. Mantener viva a nuestra raza.

—La caída de Nabtzall les privó de voz, pero no acabó con la revuelta —apuntó Heid—. Tienes que hacer algo con Coven.

—La muerte deliberada de Coven es injustificada en verdad, y podría acelerar una guerra entre nosotros —le contestó Selaya seria. La voluptuosa amante del Noveno no empatizaba con la escandinava, pero tenía razón, como pocas veces.

Negra Sangre II: Nueva Naturaleza (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora