CAPÍTULO 8 - PARTE 2 - LAIA: Las pruebas médicas

2 1 0
                                    

Laia no pudo evitar abrir la boca alucinada con lo que estaba viendo. A la mañana siguiente, temprano, Dhanuan los condujo a un gran sótano que se abría bajo el palacete, donde contaba con unas instalaciones médicas de ciencia ficción.

—Aunque veas tantas cosas Laia, apenas las uso. A los vampiros no nos hace falta, y como ya casi no creamos óbitos, está un poco en desuso, pero procuro tener buenos equipos —explicaba el médico vampiro ante su expresión—. Todo lo que hay aquí no lo encontrarás en muchos hospitales.

La condujo a la primera sala, la de consultas, y la invitó a sentarse en una silla. Como siempre, Coven se quedó cerca, de pie, sin decir nada y con los brazos cruzados, pero pendiente de todo.

—Hoy te realizaré algunas de las pruebas; te resultará algo cansado, pero lo tendremos todo en un día. También mientras duermas seguiré analizándote. —Laia asintió. Realmente no recordaba la última vez que pisó un hospital—. Luego me llevará unos días tener todos los resultados y llegar a unas conclusiones que mandaré a Hagall, y a ti Coven, como ya te comenté. —Coven asintió, serio, desde su sitio—. Realmente no me hacen falta ni la mitad para hacerme una idea, pero nuestro líder ha insistido en ser meticulosos para que queden guardados los resultados. Creo que te van a dedicar unas páginas en nuestra historia.

—No entiendo tanto interés —bufó Coven desde su sitio.

—También os vendrá bien a vosotros —comentó Dhanuan.

—A mí me gustaría saber si soy inmortal o no —dijo Laia distraída mientras le sacaban varios tubitos de sangre—. Por si padeceré la vesania del óbito.

—Lo de tu inmortalidad me temo que será un misterio mucho tiempo. Tal vez seas inmortal como los vampiros, que no indestructible, pero para saberlo tendríamos que hacerte pruebas que te llevarían al límite, lo que conlleva muchos riesgos —contestó.

—Lo que es del todo innecesario por mucho que insista Hagall —comentó Coven molesto.

—Por lo que me ha contado Coven, ya puedo hacerme una idea de lo que sucede en tu organismo Laia, pero en ningún caso es concluyente hasta que tenga las pruebas —contestó el médico haciendo su trabajo, a sorprendente velocidad—. La vesania todavía la estamos estudiando, es un trabajo de Minte y Zoser, junto conmigo.

—Es el veneno ¿verdad? —preguntó ella.

—El veneno del vampiro es lo que nos hace distintos, y sí, afecta de diferentes formas a cada humano cuando éste es creado, porque depende de cómo se conjugue el ADN de una persona con el veneno del vampiro. Estamos descubriendo que efectivamente provoca daños cerebrales cuyos síntomas se manifiestan a las pocas décadas. Eso lo averiguaré también con las pruebas que te realizaré.

—¿Cada uno tiene un veneno particular?

—Nuestro veneno es como el ADN; cada individuo tiene su propio mapa genético, por eso nunca reacciona igual el veneno en todos los cuerpos. —Dhanuan había terminado con las muestras para la analítica—. Y todo apunta, por lo que yo deduzco, que tu ADN y el veneno de Coven han creado una perfecta simbiosis, demostrando que mi teoría es cierta.

—¿Tú teoría? —preguntó Coven intrigado.

—Siempre he sostenido que los óbitos que creamos son seres imperfectos porque nuestro veneno no termina de transformarlos, ya que su cuerpo mortal no lo tolera —explicaba el médico mientras invitaba a Laia a levantarse y acercarse a otra camilla—, pero que cabía la mínima posibilidad de que alguna vez se produjera la compatibilidad, y creo que Laia será la prueba de ello.

—¿En qué nos afecta eso? —preguntó Coven.

—¿A los vampiros? —dijo Dhanuan. Coven asintió—. Ahora, Laia, voy a hacerte una angiografía, para ver tus vasos sanguíneos y su recorrido y comprobar que todo es correcto —comentó dirigiéndose a Laia, que asintió—. No creo que nos afecte en nada —dijo, volviendo a la pregunta de Coven—. Han pasado cuatro mil años hasta que se ha producido el primer caso de compatibilidad; perfectamente podrían pasar otros cuatro mil hasta el siguiente, o unos pocos años. Es puro azar. No creo que Hagall pueda hacer nada con estos resultados, pues no cambian en nada nuestras vidas —explicaba mientras trabajaba con habilidad—. Esto puede pasar, es lo único que puedo decir. Es imposible saber con qué frecuencia y bajo qué variables. Tendríamos que empezar a transformar a toda la humanidad en óbitos, con los riesgos que eso conlleva, solo para dar con un mínimo número de casos en los que la simbiosis se produciría, con altos grados de error, pues cada veneno y cada ADN es distinto. Las combinaciones posibles con el número de humanos que hay, es descomunal. Ni siquiera nuestra inmortalidad nos ayudaría a dar con suficientes casos sin antes correr terribles riesgos. Por eso es tan importante tu caso, Laia.

Negra Sangre II: Nueva Naturaleza (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora