CAPÍTULO 2 - PARTE 1 - LAIA: Adaptación

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Durante la semana siguiente a su transformación, y que Laia había marcado en el calendario de su vida como una fecha trascendental, tuvo que acostumbrarse a su nueva naturaleza, especialmente lo que tenía que ver con su fuerza. 

A veces, para esos movimientos que una persona tenía por costumbre hacer con mayor energía, a ella se le iba la mano. Con la puerta de su apartamento, por ejemplo; dado su estado defectuoso, normalmente, Laia debía emplear maña y fuerza para abrirla. Después del cambio, en dos días había partido la llave tres veces dentro del bombín. Había roto además un par de vasos y tres pantalones al ponérselos, junto con dos sujetadores y un cepillo de dientes. Cada vez que le pasaba algo de esto, Coven se moría de la risa; parecía encantado con su nuevo tormento.

Sobre el resto de los cambios que Coven había estado esperando, nada ocurrió. Habían pasado exactamente ocho días desde su transformación y era en todo humana, salvo en su fuerza, velocidad, sentidos y salud. Ésta última era perfecta. Ella se sentía más fuerte, vital, sin las marcas del abuso del alcohol y drogas del pasado. Había ganado masa y color, así como apetito, y con gusto comía de todo, pues su nuevo cuerpo metabolizaba.

No mostraba las otras cualidades o defectos del óbito, como la falta de sueño, la "muerte" de los órganos, la necesidad de sangre, la pérdida de color cutáneo o de iris, o la hiperactividad. Era pronto para saberlo, pero todo indicaba que no sufriría la llamada vesania del óbito

Dado que seguía pareciendo Laia, seguiría comportándose como Laia, y de esa forma no estaba levantando sospechas. Se sentía entusiasmada con su nueva naturaleza, como si ya hubiera cambiado de identidad por tercera vez en su vida, a una fantástica y definitiva, que la mantendría al lado de Coven hasta su final, siendo útil a la organización, con su nueva familia, tal vez sin envejecer, siempre joven, siempre hermosa, para siempre ella sin defectos. 

Ni siquiera el recuerdo y situación de Ontames empañaban su felicidad, solo lo hacía el cercano final de Ciro, con el que procuraba pasar todo el tiempo que podía. Coven también parecía feliz, pero uno no se podía imaginar lo que pasaba por la mente de un ser milenario, y Laia sabía, aunque no lo mostrara, que el tema de Ontames lo preocupaba, y el de Ciro lo entristecía. Éste, cada día mostraba episodios de esquizofrenia, síntoma de que su final estaba muy cerca. 

—¿Cuándo lo harás? —le preguntó una noche de jueves cuando se dirigían al Bloody Louise a trabajar, había varias entregas y cobros que hacer. Coven se puso serio.

—Cuando él me lo pida —contestó.

—¿Por qué está aguantando? —quiso saber ella. Era algo que no hablaba con Ciro directamente.

—Cree que todavía puede ser útil mientras no se produzca el traslado de Ontames. 

Sus compañeros, en La Loma, la retaban a pulsos, pero, después de romperse ella dos veces el brazo, dejaron de hacerlo. Sirvió por lo menos para descubrir que sus huesos y articulaciones sanaban igualmente, de forma automática. Todos ellos estaban entusiasmados con el nuevo miembro, no solo por su extraordinaria transformación, sino porque había sido ella y no otra persona. Eso parecía hacer feliz a Ciro, con lo que sus últimos días estaban siendo mejores de lo esperado. Semyon seguía gruñendo, pero sonreía más; Insomnia flirteaba si cabía más y Jules se acercaba a ella con menor remordimiento. Seguía oliendo a humana, y no solo eso, olía mucho mejor, como si su sangre se pudiera comparar con los mejores perfumes, pero todos lo llevaban bien. 

Lo más especial de esos días había sido el tiempo compartido con Coven. Su vampiro y creador no había respondido a la declaración que ella le hiciera, pero no le importaba, porque era lo que se esperaba. Empezaba a asumir que ella era importante para él, pero a la manera de él. La suya era una mente que nunca llegaría a comprender; tal vez la quería de otra forma y no como ella concebía que debía ser. Lo que no entendía era por qué se acostaba con otras mujeres y vampiras, y por ella no parecía sentir atracción alguna, lo cual la frustraba. 

Negra Sangre II: Nueva Naturaleza (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora