CAPÍTULO 11 - PARTE 5 - COVEN: Revelaciones

2 1 0
                                    

Dormía plácidamente, dos horas después de todo lo que había pasado y de haberse entregado a él, respirando con normalidad, sin frio o humedad en su cuerpo. La había dejado desnuda pero envuelta de nuevo. La manta no era gran cosa, por lo que se quedó junto a ella toda la noche, tratando de darle calor con la tibieza de su cuerpo, mientras seguía lloviendo fuera de las lonas.

Coven miraba al exterior de vez en cuando, pero en vano. Cuando debió sentirse observado no lo hizo, y en ese momento que seguramente ya estaban solos de verdad, no hacía más que desconfiar. Pero eran temores ya infundados.

Cuando por fin Laia despertó, era bien entrada la mañana. Esa vez no la iba a despertar antes de tiempo, dejando a su cuerpo dormir todo lo que necesitara. Habían sido días agotadores, y el anterior, de emociones muy intensas. Ella lo miró de nuevo, con aletargada sonrisa. Parecía sentirse como nueva y Coven no comprendía cómo había podido dormir así en ese suelo frío, húmedo y duro, pero lo había hecho. La joven tenía un don para dormir plácidamente donde fuera y cuando fuera. Cómo la envidiaba por eso.

—Buenos días —le susurró.

—He tenido sueños tan raros... —confesó ella por respuesta.

—¿Desde qué momento no recuerdas nada? —preguntó él suspicaz.

—Es todo confuso desde que empieza a llover... Unos minutos después de tomarme las semillas —dijo llevándose una mano a la sien, como si así pretendiera recordar algo—. ¿No se supone que eso no debería afectarme?

—Lo que tu cuerpo no considere mortal no lo rechazará. Lo que tomaste eran estimulantes, no veneno —le explicó—. Estuviste tres horas sola vagando por el bosque, ¿no recuerdas nada?

Ella se incorporó y se quedó sentada, dejando caer la manta sobre sus piernas.

—Tengo imágenes, miles de imágenes en mi mente, que se me aparecían por todas partes, pero no recuerdo qué eran exactamente —contaba ella—. Hubo un momento que sentí como si saliera de mi propio cuerpo; me vi a mí misma, empapada, andando por el bosque, como desorientada. Lo sentí Coven. —lo miró a los ojos con intensidad. Él se puso serio—. Zhoui me dijo que Ella me hablaría y, bueno, evidentemente no lo hizo literalmente, pero la sentía en cada poro de mi piel como si quisiera entrar dentro de mí a través de la lluvia, cuando tocaba un árbol u oía algo, como si mis sentidos se hubieran multiplicado hasta el punto de percibir demasiado; oía y olía todo con nitidez, el suelo bajo mis pies; sus palpitaciones. Me abrumó un poco... Parecía gritarme con desesperación. El final lo sentí agónico... después no recuerdo nada.

—Laia, ¿recuerdas encontrarte con alguien? —Ella entornó la mirada sin comprender—. Te desorientaste y te alejaste del claro. Te esperé tres horas, y al final apareciste en brazos de Hagall.

Laia abrió los ojos consternada, sin comprender. Coven sintió claramente el vuelco de su corazón en el pecho. La joven pareció quedarse sin aire momentáneamente.

—Laia, ¿lo recuerdas? Necesito saber si te hizo algo.

—No... No lo sé Coven, todo es muy confuso en mi cabeza —confesaba aún aturdida por lo que acababa de oír—. No tengo imágenes claras en la memoria, solo sensaciones físicas muy intensas... ¿Hagall aquí? —le preguntó llena de pánico.

—Nos ha seguido todo el viaje. —Laia abrió la boca sin comprender, confusa o alucinada—. Sí, debí suponerlo y te he vuelto a exponer como un estúpido —se lamentaba negando con la cabeza—. Joder Laia, por más que lo intento soy incapaz de protegerte...

Laia lo sacó de su negro pensamiento cogiéndole del brazo. Sonreía con serenidad. Lo miró a los ojos largo rato, y se acercó a él para darle un suave beso en la boca.

—No nos atormentemos más Coven; fue una de las cosas que Zhoui me dijo.

—Esa bruja lo va a pagar caro.

—No la culpes, tengo la impresión de que es capaz de ver más allá de lo que los demás podemos, pero sus pensamientos y sus intenciones son puros —decía Laia—. Ella no se casa con nadie, pero mira por todos.

—Me acabas de recordar algo. —Coven cogió el pantalón, aún mojado, y buscó en el bolsillo. Sacó el colgante y se lo tendió a Laia en la palma—. Zhoui me dio esto para ti, y me dijo que el que te dio antes se lo regalaste a un buen amigo. No la entendí... —Laia puso los ojos como platos mirando el colgante y Coven se asustó repentinamente, ¿acababa de recordar algo terrible? — ¿Qué ocurre?

Laia lo miró con los ojos humedecidos.

—Coven... Ella está en todas partes...

—¿Quién Laia?

—Zhoui... La subestimamos tanto que no somos conscientes de su poder. Es omnipresencia...

—¿Qué poder? Laia, por favor, no hables como ella, no te entiendo —le pidió Coven tenso.

—¿Recuerdas que antes llevaba un colgante? —Coven asintió.

—Cada vez que empezabas a pensar en algo lo cogías, como si encontraras respuestas en él —contestó recordando el acto involuntario de la joven—. Lo enterraste con las cenizas de Ciro.

—Era especial para mí. En años fue lo único que me regalaron y me consolaba en cierta forma —contaba—. Me lo dieron en Londres, cuando me encontraba más perdida que nunca.

—¿Te lo dio Zhoui?

—No. Me lo dio una anciana, una indigente, mientras me decía que debía ir a Bruselas, a aprender y a enseñar... —recordaba con la vista perdida.

—Fue Zhoui...

—Fue ella la que provocó que yo viajara a Bruselas.

—Y nos conociéramos —dedujo Coven con asombro. Una sombra cruzó su rostro—. ¿Tendrá algo que ver con Ontames y lo que te hizo?

—Lo dudo. De verdad, confía en ella —le pidió Laia, casi con vehemencia—. Todo está conectado por algo; todo ocurre por algo; todo tiene un sentido; todo lo escribe el tiempo en base a unas razones que se nos escapan, y Zhoui, de alguna forma, parece formar parte de esos actos porque sabe y ve más que el resto. Es como si ella misma hablara con el destino...

Coven asintió, pero no dijo nada más, sumido en sus pensamientos. Daría por concluido todo lo relativo a ese viaje, que había sido de todo menos apacible. Un viaje que había servido para reconstruir los puentes descuidados con varios de sus amigos y leales, a los que, muy a su pesar, seguiría defraudando.

En esa experiencia impuesta había conocido más a una vampira que parecía ser la verdadera poseedora de conocimiento, de su raza y devenir, y tal era su poder, que había sido capaz de jugar con ellos. Con el implacable adalid, con Coven y con Laia, y con Ontames... Al parecer lo llevaba haciendo mucho tiempo. Era una idea del todo perturbadora.

Y lo más importante, ese viaje lo había unido más si cabía a Laia, a la que seguía siendo incapaz de proteger como debía ser, pero su vivacidad, más ahora que nunca, demostraban que no era protección lo que necesitaba, pues algún tipo de poder lo hacía, como si algo o alguien velara por ella de forma permanente, sacándola de los peores apuros sin que hicieran mella en su sonrisa, esa que tanto lo reconfortaba. Tal vez Zhoui tenía razón cuando le dijo que no era su fuerza lo que la protegería. Laia era la única protección de Laia. 

Negra Sangre II: Nueva Naturaleza (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora