Agua de coco (Primera Parte)

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Robbie Rotten, el villano de Lazytown. Un chico alto; moreno con el pelo engominado como si fuera el rey del rock; de rostro pálido y fama de odiar a todo aquel que esté a su alrededor. Decidió irse a la tienda que hay cerca del ayuntamiento a por agua de coco. Le gustaba el sabor y era refrescante, pese a que estaban en noviembre y las temperaturas eran de seis grados las máximas.

Salió de su cueva llevando puesta una chaqueta negra peluda por dentro. El aire era gélido, la luz del sol se había desvanecido y el cielo empezó a nublarse. No se oían cantar a los pájaros ni tampoco voces o gritos de los chavales que jugaban en el parque. Ni siquiera había gente. Aquello le resultó extraño a Robbie.

Entiendo que esté haciendo un frío del copón, pero ¿qué no haya nadie por aquí? Ni siquiera están los mocosos esos y el estúpido de Sportacus en el parque - el delgaducho miró el cielo encapotado que cada vez iba adquiriendo una tonalidad oscura -. Ya me jodería que se ponga a llover estando lejos de casa, no llevo paraguas y los zapatos que llevo puestos se mojan enseguida cuando piso un charco pequeño.

Robbie pasó por el parque, no había nadie y el cielo era cada vez más negro.

¿Qué es? ¿El fin del mundo? A este paso me tocará dormir en la tienda, espero que esté abierta que hoy estamos a miércoles.

Robbie llegó al lugar. Al abrir la puerta se escuchaba el sonido de la campanita que daba la señal de que un cliente entraba a la tienda. El joven saludo a la dependienta como de costumbre. Miraba por las estanterías donde podía estar su agua de coco.

Al acercarse a la zona de los refrescos, ahí se encontraba su agua de coco.

- ¿Te gusta el agua de coco, Robbie?

El joven miró a su derecha y apoyado, con una camisa de tirantes blanca y unos pantalones vaqueros algo rotos, estaba Sportacus mirándole fijamente con una sonrisa en su rostro. Robbie sintió un punzón en su corazón, ver así vestido al héroe mostrando su musculatura le hacían pensar en cosas impuras.

- Me gusta mucho - respondió Robbie fingiendo que odiaba verle -, ¿no tienes frío ir vestido así?

Sportacus empezó a reírse y se quitó la camisa de tirantes echándosela a la cara al delgaducho. Robbie, desconcertado ante la acción del héroe, tiró su camiseta en el suelo y se fue a que le cobrasen su producto.

Robbie se estaba poniendo nervioso, cada vez que cruzaba un pasillo se metía en otro. Parecía no tener fin esa pequeña tienda.

¡¿PERO QUÉ LE ESTÁ PASANDO A ESTA TIENDA?! ¡¿QUÉ ESTOY EN UNOS GRANDES ALMACENES Y NO ME HE DADO CUENTA O QUÉ?!

El villano estaba perdiendo la paciencia hasta ver la caja. Sin perder más tiempo, fue a que le cobrasen el agua de coco sobre la mesa, pero Sportacus estaba sobre ella, dejándose tumbar y sonriendo como siempre.

Robbie miró a su alrededor y la oscuridad era lo único que habitaba en la tienda. El villano se percató que estaban solos Sportacus sin camiseta y él con el agua de coco en la mano.

Paranoias - SportaRobbieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora