¡Quiero irme! (Segunda Parte)

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Espero que Sportacus lea el mensaje y me responda - pensaba Stephanie mientras se dirigía al buzón -. Al menos sabré algo de él

La chica del pelo rosado envío su carta al buzón, tiro de la palanca y el mensaje, dentro de un tubo, salió disparado en dirección a la nave.

Stephanie regresó de nuevo a casa sin saber que el héroe no se encontraba en la nave.

En la cueva, Robbie estaba dispuesto a salir a hacer unas compras. Sportacus todavía seguía encadenado, esperando a que alguien lo rescatara.

- Cariño - a Robbie le había pegado por decir esa palabra -, voy a hacer unos recados, ¿quieres que te compre algo?

- No gracias, pero que tal si, ¡¿ME SUELTAS DE UNA PUTA VEZ?!

Robbie empezó a reír a lágrima viva cubriéndose la cara con sus manos.

- De verdad, amor, como eres - contestó el chico poniéndole el pañuelo en su boca -. Pórtate bien y esta noche te dejo que me hagas gritar como una gata salvaje.

El villano se acercó a besar su cuello y a manosearlo como si fuera un trozo de carne. Sus manos recorrían los glúteos del héroe y su entrepierna.

- Compraré aceite de bebé para que sea muy suave al entrar.

Sportacus quería llorar, estaba asustado y tenía miedo de Robbie. Le resultaba impresionante que por no haber estado excitado y haberle confesado su dudosa orientación sexual, el villano había tomado la decisión de tenerlo como rehén en su casa. El moreno se marchó y el héroe debía pensar cómo romper las esposas que estaban pegadas a la pared.

Mientras tanto, las horas volaban y Stephanie no obtenía ninguna respuesta del héroe.

Me parece raro que Sportacus no haya respondido a mi mensaje, ni siquiera me ha dicho que vale o algo. Tengo el presentimiento de que algo va mal

Stephanie llevaba desde esta mañana con la ventana abierta, aparte de morirse de frío, no había recibido respuesta alguna del héroe.

Pensó en acudir a su nave, enviándole de nuevo un mensaje por el buzón a ver si así conseguía alguna contestación. Sin embargo, a su mente le llegó que Robbie y él se fueron juntos a la cueva.

¡Claro, Robbie! Tal vez, él sepa dónde puede estar Sportacus

Stephanie se vistió de nuevo. Al ir por el pasillo se inventó una excusa a su tío en que debía ayudar con un trabajo de biología a Trixie. El alcalde se lo creyó y le dio permiso con la condición de que no desmoronaba con el tiempo.

Antes de salir de casa, Stephanie le envío su ubicación a su amiga y contándole lo que iba a hacer por SMS.

Paranoias - SportaRobbieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora