¡Serás idiota!

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¡Ese idiota saltarín y alegre me ha preguntado si me ponía nervioso! ¡Lo sé! ¡Joder y tanto que lo sé! ¿¡De qué coño va el muy imbécil?! ¡Encima me responde que no ha dicho nada! ¡Y una mierda! - Robbie seguía andando por el bosque enfadado y decepcionado - ¿Te pongo nervioso, Robbie? ¡SERÁS IDIOTA! ¡CLARO QUE ME PONES NERVIOSO; ME PONES EXCITADO; CACHONDO; A MIL COMO QUIERES DECIR, PERO ME PONES DEMASIADO!

Robbie dejó de andar. La situación incómoda con Sportacus le había decepcionado. Decepcionado porque, seguramente, el héroe se había dado cuenta cual era la orientación sexual de Rotten.

Nadie en esta ciudad sabe que me siento atraído por los hombres desde que era adolescente - aquello le hizo recordar cuando le confesó a su madre que era gay -. Mamá, estuvo dos meses sin hablarme porque su único hijo le había salido homosexual y papá... - Robbie se cubrió el rostro con sus manos al recordar todo su infierno personal - Papá me golpeó tan fuerte que apenas podía ir a clases de atletismo. El único deporte que me gustaba y ambos me lo arruinaron.
Ser gay arruinó mi vida.

Robbie continuó con su camino, después de haber aguantado las ganas de llorar, siguió andando para volver de nuevo a la tabla de madera y estar solo durante unas horas.

Sportacus, tras haberse puesto la ropa, se marchaba en dirección al parque para ver a los chicos y estar un rato con Stephanie.

Entre las ramas de los árboles, Robbie observó como el héroe se alejaba del lago de camino al parque.

Me gustas, pero no creo que seas uno de los mios, Sportacus. Nadie sabe quién soy en realidad y el por qué de mi personalidad tan amarga. Te odio y te detesto, pero eres el único que a veces me puedes sacar de la cama.
Al menos, puedo evitar que la depresión me someta a su dulce «vagueza»

Sportacus llegó al parque. Los chicos se habían ido a casa excepto Stephanie quien tomaba fotos de las flores cubiertas de nieve. El héroe, con sigilo, se puso detrás de Stephanie causando que la chica se asustara.

- ¡SPORTACUS! - la pelorosa se había mosqueado - ¡Eres tonto!

- Solo era una broma - el joven se reía -, no te pongas así, mujer.

El héroe le preguntó a la chica cómo iban con las fotos, ella le mostró las diez imágenes que había tomado a las flores. Todas eran muy bonitas cubiertas de blanco.

- Por cierto, ¿de dónde vienes?

- Había ido al lago a nadar.

- ¡¿Al lago a nadar?!

Stephanie no entendía cómo podía nadar Sportacus con aquella agua tan helada. Ambos seguían hablando hasta que Stephanie se percató de la presencia de Robbie a lo lejos, yendo por detrás del muro que había en el parque.

Robbie supo que los dos le observaban, pero les ignoró. No quería saber nada de ellos ni de nadie.

Paranoias - SportaRobbieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora