Capítulo 27

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La noche anterior cambié mi decisión de ir a ver a Ally, ya que se me había ocurrido otra mejor. Pasar el día de hoy con ella.

Salí de la ducha y busqué mi bañador en el armario. Tenía algo en mente para hoy, esperaba que a Ally le agradase mi plan. Me puse una camiseta, unas chanclas y vacié mi mochila. Metí entonces una toalla, un par de pantalones y ropa interior para cambiarme. También metí una sudadera por si acaso volvíamos tarde y refrescaba para entonces. Cogí el móvil, las llaves, tanto las de casa, como las del coche, y dinero. Salí de mi habitación y me encontré con mis padres desayunando, a pesar de lo temprano que era.

-Buenos días- Dijo mi padre. -Se me hace raro verte despierto tan pronto, ¿te has caído de la cama?- Rió.

-No- Sonreí. -Tengo algo en mente- Dije abriendo el frigorífico.

-¿Y se puede saber que es?- Preguntó mi madre.

-No, es un secreto- Reí.

-Daniel- Dijo mi padre.

-No es nada malo, ni ilegal- Dije mientras preparaba unos sandwiches para comer con Ally. -Lo juro.

-Entonces, ¿que vas a hacer?- Insistió mi madre.

-Voy a pasar el día fuera- Contesté metiendo la comida en la mochila.

-¿Tu solo?- Preguntó mi padre. -¿Con tanta comida?- Observó.

-Con una chica- Dije al fin. -Quiero conquistarla.

Mis padres se lanzaron una mirada de complicidad.

-Buena suerte- Dijo mi padre.

-Tu confianza en mí me es de mucha ayuda- Ironicé provocando que soltase una carcajada.

-Lo conseguirás, hijo- Añadió mi madre. -Y si no, esa chica es incapaz de ver lo que se pierde, y por consiguiente, no te merece- Dijo dándome un beso en la mejilla.

-Gracias, mamá- Sonreí. -Papá- Dije lanzándole una mirada incriminatoria. -Adiós.

Salí de casa y entré en el coche, tenía que hacer una parada obligatoria antes de ir a casa de Ally. La cafetería.

Aparqué frente a ella y me apresuré a entrar. Por suerte, no había mucha gente esperando para pedir, tan solo algunos que entraban a trabajar temprano y necesitaban una dosis de cafeína antes de emprender la tarea. Yo, en cambio, no había venido a por café.

-Dos chocolates con leche y una docena de churros, por favor- Pedí.

-Estás de suerte, muchacho- Dijo el empleado. -Recién horneados- Añadió entregándome los churros.

Después se alejó y volvió al cabo de un breve rato con dos vasos de cartón rellenos de chocolate caliente para entregármelos.

-¿Algo más?

Negué con la cabeza mientras sacaba la cartera en busca del dinero para pagar.

-Gracias, adiós- Dije alejándome del mostrador y saliendo por la puerta de la cafetería.

Conduje hasta casa de Ally y aparqué frente a su jardín. Respiré hondo y llamé al timbre. Al rato, Ally abrió la puerta. Estaba en pijama, con el pelo recogido en una trenza deshecha que le caía por los hombros y a pesar de que tenía cara de sueño, estaba preciosa. Siempre lo estaba, o tal vez yo siempre la veía así.

-Buenos días, guapa- dije mostrándole mis manos, en las que llevaba los chocolates calientes y los churros.

-Buenos días- dijo ella frotándose los ojos a causa del sueño. -Pasa.

Oscuros SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora