Mamá y papá llegaron para la hora de comer, y gracias a que Sam me había estado ayudando a preparar la comida, estaba lista para cuando sonó el timbre de la puerta.
-Papá, mamá- Dije nada más abrir la puerta dándoles un fuerte abrazo a continuación.
-Hola, cariño- Me saludaron con una sonrisa forzada. -Sam- Lo saludó mi padre.
-Señor y señora Crawford- Los saludó este educadamente.
-Hola, Sam- Lo saludó mi madre con afecto. -¿Te quedas a comer?
-No querría molestar... -Comenzó a decir.
-Oh, no lo haces- Lo interrumpió mi madre.
Sam se quedó a comer con nosotros y apenas hablamos durante la comida, no por la presencia de éste, sino porque no era un buen momento teniendo tan reciente... lo de Ashley. La verdad es que ni se quería, ni se podía hablar de ella sin derramar una lágrima, así que evitamos hablar del tema dentro de lo posible.
El funeral era a las siete de la tarde, así que después de comer mis padres tuvieron tiempo para deshacer la maleta y descansar del viaje antes de ir, ya que Sam y yo nos ofrecimos a recoger la cocina.
-En cuanto terminemos de recoger me iré a casa, así aprovecho para prepararme- Dijo mientras colocaba los platos en el lavavajillas.
-Sí, vale- Contesté desanimada. -No hay problema.
No tardamos mucho en recoger todo aquello y fue lo único que hablamos hasta la despedida, en la cual apenas articulamos palabra.
-Bueno, yo... -Comenzó a decir Sam frotándose la nuca. -Nos vemos luego- Dijo al fin.
-Hasta luego- Lo despedí con un amago de sonrisa viendo como se alejaba y se metía en el coche. Una vez montó, cerré la puerta, entré en mi habitación y me tumbé en la cama mirando al techo hasta que me quedé dormida.
-Despierta, cariño- Me llamó mi madre tiernamente. Volteé la cabeza y vi con claridad aquellos rojos números en el reloj digital de mi mesilla, las seis de la tarde. -Te dejaré prepararte- Dijo mi madre dándome un dulce beso en la frente antes de salir y cerrar tras de ella la puerta de mi habitación.
Me levanté despacio de la cama para así evitar marearme y fui al cuarto de baño. Una vez allí, me apoyé en el lavabo y contemplé mi reflejo en el espejo. Caí en la cuenta de que me parecía demasiado a mi hermana, y eso me dolía aún más, ya que me recordaba a que ya no estaba aquí conmigo, y a que ya no volvería a estarlo nunca más.
Lágrimas cayeron por mis mejillas inconscientemente, lágrimas de dolor porque la habia perdido, de rabia porque vengaría su muerte y de odio hacia quien me hubiese hecho esto a mí y a mi familia.
Abrí el grifo de agua fría y sostuve un poco de agua en mis manos, lo suficiente como para poder sumergir mi cara en ella y así poder despejarme un poco.
Me sequé la cara y abrí el armario para elegir que ponerme, tras observar detenidamente toda mi ropa, opté por un vestido negro y unos zapatos del mismo color. Dejé el vestido encima de la cama y los zapatos al pié de esta mientras me maquillaba. No me maquillé mucho, ya que no estoy acostumbrada a hacerlo, y al acabar, me puse el vestido y los zapatos. Decidí llevar el pelo suelto, de manera que me tapase parcialmente el rostro y no se me viese tanto como para que la gente se fijase en la mala cara que tenía.
A las siete menos cuarto ya estábamos preparados y en el coche para ir al cementerio. Al llegar allí, mis padres se sentaron en uno de los bancos de piedra y yo me senté en otro no muy alejado para darles algo de intimidad y también para darme a mí tiempo de pensar, aunque no tenía ninguna gana de hacerlo. Pero por suerte, Sam llegó poco después de sentarme evitando así que me pusiese a pensar y por consiguiente, volver a llorar.
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Oscuros Secretos
Mystery / ThrillerAshley y Anna Crawford son gemelas, físicamente iguales, pero completamente diferentes en cuanto a personalidad. Anna, es una tímida chica introvertida a la que le incomoda ser el centro de atención. Mientras que su hermana Ashley, es la típica chic...