Me desperté con el odioso sonido de mi alarma, la había programado la noche anterior para que sonase y así poder despertarme antes que mis padres y prepararles el desayuno.
Me levanté de la cama, me puse una sudadera amplia que utilizaba para estar por casa y fui directa a la cocina.
-Hola- Dije al ver a mis padres entrar en la cocina con una sonrisa de agradecimiento.
-Hola- Me saludó mi padre mientras mi madre me daba un beso en la mejilla con afecto.
Desayunamos los tres y hablamos algo más que el día anterior. Me encargué de recoger lo del desayuno mientras mis padres se preparaban. Estaba limpiando la mesa cuando mis padres aparecieron de nuevo ya cambiados de ropa y arreglados.
-Vamos a la comisaría- Me informó mi padre.
-¿Para? -Pregunté.
-Hablar con el jefe de policía. Va a hablarnos sobre el caso, contarnos todo lo que él ha descubierto y sabe.
-No sabe nada- Bufé.
-No seas así, Anna- Me regañó mi padre. -Nos vamos ya- Dijo esta vez.
-Hasta luego, cariño- Añadió mi madre.
-Adiós- Susurré sin que pudiesen escucharme, ya que habían cerrado la puerta antes de que yo dijese nada.
Me desperté a media mañana, me levanté de la cama y estirándome y bostezando acabé en la cocina. Abrí el frigorífico y cogí el cartón de zumo para echarlo en un vaso y beber.
Caí rendido en el sofá y encendí la televisión, pero no prestaba atención a lo que en ella se emitía, ya que no paraba de pensar en Anna.
¿Qué tal habrá dormido? ¿Se encontrará algo mejor hoy? ¿Se habrán ido ya sus padres? ¿Habrá descubierto algo nuevo? ¿Querrá verme?
Tantas preguntas y solo una forma de obtener respuestas, ir a verla.
Tras pensar un rato más decidiendo si debería o no ir, apagué la televisión, fregué el vaso y me di una ducha con agua fría, necesitaba despejarme.
Salí con una toalla enrollada en mi cintura y usé otra para secarme el pelo.
Saqué de mi armario una camiseta, unos pantalones y una sudadera, una vez vestido, me puse unas zapatillas, me revolví un poco el pelo y cogí mi móvil, la una del mediodía. Estuve a punto de mandarle un mensaje o incluso de llamarla para avisarle de que iba, pero me arrepentí en el último momento, mejor darle una sorpresa.
Cerré la puerta de casa y subí al coche, arranqué y conduje hasta casa de Anna.
Ya era la una del mediodía y yo todavía seguía en pijama, no había tenido tiempo de ducharme, así que lo haría ahora. Estaba quitándome la camiseta cuando el timbre sonó. Me vestí de nuevo y me dirigí a la puerta. La abrí y ahí estaba él, tímido, con una sonrisa torcida y las manos en los bolsillos de los pantalones.
-¡Sam! -Dije abrazándole en un acto reflejo. Él me devolvió el abrazo y le hice pasar.
-Justo ahora iba a ducharme, pero puedes ver la televisión mientras- Expliqué. -Si me esperas podemos comer juntos- Sonreí, a pesar de la fatalidad que había ocurrido, a veces tenía ganas de sonreír, pocas, pero todas ellas gracias a Sam.
-Te espero- Me devolvió la sonrisa y me encerré en el cuarto de baño.
Me abrió la puerta de casa, y ahí estaba ella, en pijama y diciendo mi nombre con una sonrisa, a pesar de la cara de dormida que tenía. Para mi sorpresa, me abrazó. Apenas me había abrazado durante todos estos años, pero en estos dos últimos días no había parado de hacerlo, y la verdad es que me encantaba abrazarla, así que le devolví el abrazo.
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Oscuros Secretos
Mystery / ThrillerAshley y Anna Crawford son gemelas, físicamente iguales, pero completamente diferentes en cuanto a personalidad. Anna, es una tímida chica introvertida a la que le incomoda ser el centro de atención. Mientras que su hermana Ashley, es la típica chic...