Capítulo 10.

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—¿Qué quieres decir?— preguntó el capitán.

—El Soldado del Invierno no es solo una leyenda o un cuento. Es real. Trabajé con él.

—¿Quién es?— preguntó la pelirroja.

—No lo sé.

—¿Estás segura de eso?

—Yo no oculto información importante, Romanoff. Jamás ví su rostro, siempre estaba cubierto, pero jamás olvidaré su mirada fría.

—¿Qué pasó con él?

—Me ayudó a escapar.

—¿Por eso la trajiste?— el capitán se volteó a la agente —Ya pensabas que HYDRA tenía algo que ver...

—Podemos hablar de esto luego, debemos movernos.

En un centro comercial bullicioso y lleno de vida, la gente iba y venía, ajena a los tres individuos que caminaban mientras intentaban mezclarse con la multitud, pero la sensación de ser observados no los abandonaba.

Elara, con su cabello castaño recogido en una coleta alta y vistiendo un atuendo casual, mantenía su mirada alerta, observando los reflejos en las vitrinas de las tiendas. Steve, con una gorra y gafas trataba de no llamar la atención, pero su postura erguida y su presencia eran difíciles de ocultar. Natasha, con una sudadera caminaba junto al capitán, la gorra de la chamarra cubría su cabello rojizo.

—Segunda regla de ser un fugitivo. Camina, no corras— comentó Natasha junto al rubio.

—¿Cuál es la primer regla?— pregunto mientras seguía apresurando el paso.

—No lucir como tú, cambiar el look. Pero, creo que con esto ya es suficiente, la gorra y los lentes sirven.

Los tres se dirigieron a una tienda de aparatos electrónicos para que Natasha pudiera conectar la USB. —¿Puedes tranquilizarte?— regañó la agente.

—Estoy tranquilo.

—No, Steve, no lo estás. Saben esto no se ve nada sospechoso. Iré a ver cosas por allá, no tarden.

—Deja de ver a todos de forma paranoica— la pelirroja estaba viendo a la pantalla de una laptop. —El disco tiene un programa de seguimiento. Cuando lo iniciemos SHIELD sabrá donde estamos.

—¿Cuánto tenemos?

—Cómo unos diez minutos desde... ahora— la agente conectó el dispositivo —Solo necesito cinco. Fury tenía razón sobre el barco, alguien intenta esconder algo. El disco está protegido por un tipo de inteligencia, se sobrescribe para anular mis órdenes— Elara seguía recorriendo la tienda, sin apartar por más de diez segundos la mirada de los mayores.

—¿No puedes controlarlo?

—Nunca dije eso, solo necesito unos minutos.

—¿Puedo ayudarlos en algo?— un empleado se acercó a ellos.

Steve miró a Elara y después dirigió su mirada hacia Natasha esperando a que se le ocurriera algo, después de que ambas le recordaran al rubio que no sabía mentir, prefirió no decir nada.

—Oh no, mi prometido y yo estamos eligiendo algunos destinos para nuestra luna de miel.

—Sí, nos casaremos— dijo Steve viendo nuevamente a la pantalla.

—Felicidades, ¿a dónde piensan ir?— en la pantalla se mostró una ubicación y Steve no dudó en usar aquella locación.

—New Jersey.

—Ah...— el empleado estaba algo confundido. Por unos segundos se quedó viendo al capitán directamente, Steve pensó que había descubierto su identidad y este se tensó —Tengo los mismos anteojos — el rubio suspiró aliviado.

GHOST (Bucky Barnes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora