Capítulo 16.

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Elara y Natasha estaban sentadas en el comedor de la Torre Stark, compartiendo un desayuno tranquilo.

—Debo desalojar mi departamento en dos semanas— dijo metiendo una cucharada de su cereal a la boca.

Natasha, frunció el ceño —¿Te vas a quedar aquí en la Torre? ¿Tienes otro lugar para vivir?

Elara suspiró —No lo sé aún. Digo, no tengo a dónde ir.

En ese momento, Tony entró al comedor, saludándolas con una sonrisa.

—Buenos días, damas. La mudanza llegará en unas horas.

—¿Para qué?— preguntó Elara, claramente confundida.

Tony se sirvió una taza de café antes de responder —El cuarto de Barnes no tiene muebles y el de Steve necesita cosas nuevas. Hasta ahora solo los usaba para guardar cosas.

Natasha rió suavemente —Me hubiera mudado antes contigo, tiene sus ventajas vivir contigo, Stark.

Tony se volvió hacia Elara, curioso.

—¿Cuándo traerás tus cosas?

Elara, carraspeó incómoda —No quiero abusar de tu hospitalidad, Tony.

Tony sonrió y se acercó a ella, colocando una mano amistosa en su hombro.

—Elara, sería genial que estuvieras aquí al menos un tiempo. Además, todos necesitamos un poco de compañía en estos días.

Elara miró a Natasha, quien asintió con una sonrisa de apoyo. Finalmente, Elara dejó escapar un suspiro y sonrió ligeramente.

—Está bien, Tony. Traeré mis cosas pronto ¿Puedo tener un perro?— preguntó con una sonrisa.

—No.

—¿Un gato?

—Puedes un pez.

—Ya veremos, hombre de hojalata.

Tony sonrió, satisfecho.

—Perfecto. Bienvenida a casa, Elara.

—Gracias, abuelo.

Elara caminaba por los pasillos de la Torre, sus pasos resonaban suavemente en el silencio del lugar. Llegó a la habitación donde Bucky se encontraba inconsciente. Desde la puerta, lo observó en silencio, perdida en sus pensamientos.

La voz de Sam la sacó de su ensoñación.

—¿Cómo lo conociste? —preguntó, acercándose a ella.

Elara, sin apartar la vista de Bucky, respondió en voz baja.

—Cuando llegué a HYDRA, lo veía siempre con los agentes. Pero la primera vez que me acerqué a él fue cuando comenzaron a experimentar en mí.

Elara sintió un nudo en la garganta y rápidamente cambió de tema.

—¿Podrías ayudarme a traer algunas cajas a la Torre? —le pidió, forzando una sonrisa.

Sam entendió que ella no quería hablar más del pasado y asintió.

—Claro, Elara. Solo si me compras algo en el camino.

—Amigo, vendré a vivir por un tiempo aquí por falta de dinero.

—No te pido un auto.

—Bien.

Mientras se dirigían hacia el ascensor, Sam lanzó una mirada comprensiva a Elara, dispuesto a ofrecer su ayuda sin presionar por más detalles.

Sam y Elara llegaron al departamento de la castaña, el lugar era pequeño y Sam, curioso como siempre, comenzó a ver las fotos que tenía la joven en su estancia. Empezaron a empacar ropa y las pocas cosas que Elara tenía. Sam no dejaba de preguntar que más podía hacer con sus habilidades y por su parte, Elara le preguntaba todo sobre sus años en el ejército, ambos teniendo una conexión instantánea.

GHOST (Bucky Barnes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora