Capítulo 18.

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Ambas Vengadoras salieron del gimnasio para dirigirse a tomar su desayuno en el pasillo de la torre, encontraron a Bruce y Clint en la sala de estar, ambos levantando la mirada de sus respectivas actividades para saludarlas. —Señoritas— habló el doctor.

—Por fin vuelven— dijo la castaña dándoles un abrazo.

—Yo sé que no podían vivir sin mí— el arquero dijo lleno de ego.

—Ya quisieras Legolas.

—¿Dónde están los demás?

—En el comedor— respondió con simpleza el doctor.

Los cuatro se dirigieron hacia el comedor, encontrando al equipo reunido, Natasha sonrió con un toque de picardía al ver a Steve —Adivina a quién vimos ayer en el café.

Steve levantó la mirada, curioso —¿A quién?

Natasha lanzó una mirada significativa a Elara antes de continuar —Al hombre que Zara besó.

—¿Quién es Zara?— preguntó Tony.

—Yo soy Zara— dijo Elara alzando una mano, rendida.

—Espera ¿Besaste a aun desconocido?— Sam preguntó riendo.

—A ver, HYDRA nos estaba siguiendo, debíamos pasar desapercibidos y yo sólo hice lo mismo que Natasha y Steve— señaló a ambos.

—¿También besaron a desconocidos?— Tony preguntó. Bucky, quien había estado escuchando en silencio, se limitó a mirar a Elara con una expresión indescifrable.

—No, abuelo. Ellos se besaron.

—Que gran excusa, Rogers, en verdad.

—Pero eso no es lo mejor, ella— la agente tomó por los hombros a Elara —tendrá una cita con él.

—Esto cada vez se pone mejor— Thor habló.

—No puede ser...— dijo pasando la mano por su rostro con fastidio por las bromas sobre su situación actual.

—No te preocupes, Zara. Estamos aquí para apoyarte.

Elara negó con la cabeza, riendo —Gracias, abuelo. En verdad lo aprecio.

La tarde en la Torre de los Vengadores transcurría tranquila, cada miembro absorto en sus propios asuntos. La luz del sol se filtraba suavemente a través de las grandes ventanas, creando un juego de sombras que bailaba por las paredes. El bullicio de la ciudad de Nueva York llenaba el ambiente, un recordatorio constante del mundo afuera de esos muros.

Elara caminaba por los pasillos, con sus audífonos puestos mientras escuchaba su música favorita. La melodía la envolvía, proporcionando un momento de paz en medio del caos habitual de la vida de un Vengador. Al llegar al gimnasio, se quitó los audífonos y se dirigió a su taquilla para recoger su reloj. Mientras lo hacía, notó una pequeña libreta que no había visto antes, descansando en el banco cercano.

Curiosa, Elara tomó la libreta y comenzó a hojearla. Estaba llena de nombres, algunos de los cuales reconocía. Su interés aumentó cuando vio su propio nombre escrito en una de las páginas. La letra era ordenada y meticulosa, claramente escrita por alguien que se tomaba el tiempo para ser preciso.

Elara se sentó en un banco, pasando las páginas con cuidado. Los nombres parecían corresponder a miembros del equipo y algunos de personas que no conocía. Algunos tenían anotaciones al lado.

—¿Qué estás haciendo?— Elara se dio la vuelta y vio en la puerta al soldado.

—Yo... solo...— dijo tartamudeando.

GHOST (Bucky Barnes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora