La sala de entrenamiento de HYDRA estaba sumida en una penumbra opresiva. Elara, con solo 16 años, se encontraba en el centro, rodeada de cuerpos sin vida. Sus manos, temblorosas y llenas de sangre, colgaban a sus lados. El silencio era abrumador, roto solo por los ecos de los gritos que aún resonaban en su mente.
De las sombras emergió un científico, su rostro iluminado por una sonrisa torcida. Se acercó a Elara, sus pasos resonando en el frío suelo de metal.
—Bien hecho, mi niña— dijo, su voz suave pero cargada de satisfacción. Extendió una mano y acarició la mejilla de Elara.
Una lágrima, silenciosa y llena de dolor, rodó por la mejilla de Elara. A pesar del control mental que la dominaba, un vestigio de su humanidad luchaba por salir a la superficie. La sensación de la mano del hombre en su piel era fría y repulsiva, pero su cuerpo no respondía.
De repente, Elara despertó, su respiración entrecortada y su cuerpo empapado en sudor. Se encontraba en su habitación, a salvo.
Elara se sentó en la cama, abrazando sus rodillas mientras intentaba calmar su respiración. La luz tenue de la luna entraba por la ventana, proyectando sombras suaves en las paredes.
Se levantó y caminó hacia el espejo, mirando su reflejo. Las lágrimas aún brillaban en sus ojos, pero se obligó a respirar profundamente, recordando las palabras de Natasha sobre la fuerza y la resiliencia.
—Eres más fuerte que esto, Elara— se dijo a sí misma en un susurro.
Decidió salir al balcón, dejando que el aire fresco de la noche la envolviera. Las luces de la ciudad parpadeaban a lo lejos, un recordatorio de que el mundo seguía girando, a pesar de sus pesadillas. Se apoyó en la barandilla, cerrando los ojos y dejando que el viento acariciara su rostro, a lo lejos vio como la Torre seguía en remodelación, pues ahora que ya eran un equipo, Tony sugirió que pasaran varios días en ese lugar algunos de los integrantes. Ella aún no sabía si iba a ser lo mejor pero la compañía tal vez le haría bien.
Elara seguía en el balcón, tratando de disipar los últimos vestigios de su pesadilla, cuando su celular comenzó a sonar. El sonido la sobresaltó, arrancándola de sus pensamientos. Miró la pantalla y vio el nombre de Natasha parpadeando. Respondió rápidamente, la preocupación ya anidando en su pecho.
—¿Natasha?— dijo, tratando de mantener la calma en su voz.
—Necesitas venir a Washington, ya— respondió Natasha, su tono urgente y sin preámbulos.
Elara sintió un nudo formarse en su estómago —¿Está todo bien?
—No— fue la simple y escalofriante respuesta de Natasha.
Sin perder un segundo, Elara se apresuró a entrar a su habitación. Tomó una mochila y metió en ella lo esencial. Tomó un taxi hacia el aeropuerto, su mente corriendo con posibilidades y temores. ¿Qué podría haber pasado? ¿Estaba alguien en peligro? Natasha no solía sonar así a menos que la situación fuera grave.
El vuelo a Washington fue una mezcla de nervios y preocupación. Elara intentó descansar, pero las preocupaciones y las imágenes de su pesadilla seguían invadiendo su mente. Finalmente, el avión aterrizó, y Elara se dirigió directamente al lugar que Natasha le había indicado.
Al llegar, Natasha la esperaba, su expresión seria y tensa. Elara bajó del taxi y se acercó rápidamente a su amiga.
—¿Qué está pasando?— preguntó Elara, tratando de leer la expresión de Natasha, pero ella no dijo nada, solo tomó la mano de la joven y se dirigieron al interior del hospital, llegaron a una sala donde estaban manipulando el cuerpo de una persona, cuando se acercó al vidrio puedo ver de quien se trataba. Nick Fury.
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GHOST (Bucky Barnes)
ActionElara, una joven con habilidades extraordinarias, se une a los Vengadores mientras lucha por olvidar su pasado tormentoso. A pesar de sus esfuerzos por dejar atrás sus recuerdos oscuros, las sombras de su historia la siguen persiguiendo.