𝟎𝟔

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Al día siguiente estábamos en el salón tratando de escuchar a Guzmán que como siempre estaba de lambon tratando de llamar la atención de las dos mujeres del salón lo cual claramente me tenía bastante celoso

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Al día siguiente estábamos en el salón tratando de escuchar a Guzmán que como siempre estaba de lambon tratando de llamar la atención de las dos mujeres del salón lo cual claramente me tenía bastante celoso. Salcedo roncaba muy tranquilamente y yo solo trataba de no quedarme dormido, La clase acabo y luego de un regaño de la doctora Alicia para Salcedo por quedarse dormido, caí en las insistencias de Salcedo y por la rabia que me daba ver a Emma escuchando atentamente y sinriendo no aguante de ir a joderle la vida a Guzmán.

- Buena exposición Guzmancito, lastima que me quede dormido y me toca repetir todo lo que usted dijo en clase. - Le dijo Salcedo mientras lo acorralaba contra un muro, Guzmán parecía tener intenciones de escaparse y justo en ese momento llegue yo.
- Eyy... no, no, no hermanito ni lo piense, mas bien prepárese, ¿si? porque usted sabe que Salcedo es más estricto que la doctora Alicia. -
- Vamos a ver si conmigo se gana un cinco o una levantada a puños. -

Guzmán era nuestro blanco perfecto para desquitarnos así que luego de que Salcedo empezara a caminar con el yo le hice una seña a Gustavo y a Rodrigo para que nos siguieran.

Nos encerramos en un salón con el para evitar que Emma nos encontrara y mientras Salcedo se burlaba de él yo le pegaba en el estómago. así pasamos todo el descanso hasta que notamos que ya se le dificultaba respirar, las clases acabaron y yo tenía que irme o iba a llegar tarde al partido. Me encontré con Emma a la salida y decidí invitarla.

- Hola, ¿Que más? -
- Holaa, todo bien y ¿Usted? ¿Para donde va tan rápido? -
- Tengo partido y como la vi tan solita quería preguntarle si me quiere acompañar. - Estaba muriéndome de nervios pero no se lo iba a demostrar.
- Ay si, me encantaría - Me regalo esa hermosa sonrisa que tanto me gustaba.

Empezamos a caminar y menos mal la cancha no era muy lejos del colegio, Emma se sentó en las gradas y yo me fui a cambiar, una vez estábamos todos listos para empezar agarre mi bolso y se lo pase para que me lo cuidara, nunca me había esforzado tanto por jugar bien pero ese día sentí que necesitaba impresionarla, cada que anotaba un gol ella aplaudía y eso solo me animaba a jugar mejor.

- Uy Castro pero si cada que traiga a esa niña va a jugar así va a tocar que la invite todos los partidos. -
- Eso fijo es la novia.
- Ojala fuera mi novia, la traería todos los partidos y hasta le dedicaría un gol. - Les respondí mientras caminábamos hacia las gradas en donde estaba sentada ella.

Emma me abrazo y a pesar de que le dije que estaba sudado pareció no importarle, le di un beso en la mejilla y nos sonreímos, la agarre de la mano y me despedí de todos para luego empezar a caminar hacia la casa de ella, no iba a dejar que se fuera sola, por más sudado y cansado que estuviera no quería dejarla a su suerte en las calles de Bogota.

Llegamos a su casa y para mi mala suerte su papá iba saliendo de la casa justo en el momento que yo le estaba dando un beso en la mejilla a Emma, El señor Granados armo un escándalo y nos obligó a entrar a la casa pero gracias a la madre de Emma el señor Granados se fue dando un portazo.

- Hola Álvaro, hace mucho no lo veía por aquí -
- Si señora, es que me ocupe mucho ayudando a mi mamá y entrenando -

Luego de una pequeña interrogación bastante disimulada por parte de la madre Emma ella se despidió y subió las escaleras.

- Perdón, usted sabe cómo es mi papá - Se notaba bastante avergonzada pero solo reí y la abracé.

Al separarnos ella me dejó un beso en la mejilla y nos despedimos, había sido el mejor día de mi vida y pensando en todo lo que me hacía sentir esa niña tan bonita me fui caminando hasta mi casa.

Al separarnos ella me dejó un beso en la mejilla y nos despedimos, había sido el mejor día de mi vida y pensando en todo lo que me hacía sentir esa niña tan bonita me fui caminando hasta mi casa

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𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐏𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐕𝐞𝐳 - 𝐀𝐥𝐯𝐚𝐫𝐨 𝐂𝐚𝐬𝐭𝐫𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora