TRECE

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Continuamos nuestro camino pese a las advertencias, estábamos decididos a seguir con la misión, no sin antes cubrir nuestras huellas.

Nos dirigimos al siguiente pueblo, decidimos que buscaríamos al padre de Jeff para así poder corroborar la información que habíamos conseguido, y en caso de no encontrarlo, seguiríamos con lo que teníamos y nos dirigiríamos a Gloucestershire.

Llegamos a Southamptom, una ciudad portuaria al sur del reino, ahí es donde se ejecutaría nuestro plan durante los siguientes días. Jeff nos reunió a todos, nos dijo que pese a las advertencias continuaríamos con la misión, dijo que había un informante en la ciudad que sabía sobre todo del caso y que se reuniría con él, mientras tanto, nosotros nos quedaríamos en el tren, ninguno debía salir hasta que él regresara y cuándo estuvo a punto de irse sonó el teléfono, pensábamos que sería Gustav o Black Rose, pero en su lugar, fue la prima de Jeff, la Marquesa Rosetta Spooner.

Jeffrey estuvo alrededor de media hora hablando con ella, al parecer estaba preocupada por lo que había ocurrido y, como en repetidas ocasiones, le dijo a Jeff que se detuviera, cosa que evidentemente no hizo. Por lo que decidió que vendría para acá a llevarlo de regreso, y, pese a las advertencias de Jeff, no pudo detenerla, por lo que tendríamos que estar pendiente de ella si la llegábamos a verla, sería un problema para nuestro plan de descubrir al espía y librarnos de todos los que nos detenían.

Me dirigí a la cocina, ahí estaba la señora Nadia lavando los platos del desayuno, que, por cierto, le había quedado delicioso, no por nada era la asistente del chef de la mansión.

—¿Cómo te has sentido pequeño? —me preguntó al percatarse de mi presencia.

—Muy bien, aunque siendo sincero no termino de acostumbrarme del todo a la velocidad de acción de Je- del joven amo.

—Con el tiempo lo harás, su padre también era así, un hombre muy ocupado, su madre solía ser su freno, es una lástima que haya muerto tan joven.

—¿Usted conoció a la madre de Je- del conde?

—Oh, sí, llevo sirviendo a los Burrell desde hace mucho tiempo, conozco muchas cosas de ellos, la verdad en ocasiones llego a ver al joven Jeffrey como mi propio hijo. Nunca tuve hijos, mi marido murió cuándo aún la esclavitud era vigente, pero por suerte, la familia de los Burrell nunca fue prejuiciosa y me recibieron con los brazos abiertos. La madre del joven Jeffrey era amable, cálida y siempre sonreía, su muerte afectó severamente al joven volviéndolo lo que es ahora.

La señora Nadia era como la madre de la mansión, siempre atenta con todos, era muy amable, y, aunque no siempre estaba al tanto del trabajo de Jeff, siempre estaba dispuesta a ayudarlo como una promesa que le hizo a su madre. En eso se escuchó el sonido de un carro afuera, madame Rose había llegado.

Entró estrepitosamente al tren buscando a Jeff, estaba enfadada, tratamos de calmarla, pero no nos escuchaba. No fue hasta que la señora Nadia le dio una taza de té que se sentó tranquilamente a esperarlo.
Sara y yo salimos del tren y la dejamos a cargo de la señora Nadia e inmediatamente hicimos guardia, Ocxy estaba conmigo, le pedí que patrullara toda la zona del tren y así lo hizo, Jeff y Sara me enseñaron el hechizo que lo regresaba a su forma real para usarlo en caso de una emergencia, y algunos otros más, fue difícil al principio, la pronunciación se me complicaba, pero logré aprenderla, por otro lado Sara estaba en la zona de la locomotora. Mike estaba ahí, nuevamente haciendo mantenimiento; según lo que me había contado Sara, Mike había crecido en una ciudad cerca de la frontera, y muchas veces se armaban conflictos ahí, por lo que para sobrevivir se especializó en muchas cosas, es por eso que podía hacer casi cualquier cosa.

La chica se alteró, en su mano tenía el libro, como sospechábamos, ella vino por él. Ella abrió sus alas y creo una ráfaga de viento que me sacó volando del vagón, estaba a punto de hace un hechizo, pero no me dio tiempo y la chica escapó, o eso creí. Salió del vagón y estaba volando en el cielo, sus alas resplandecían con la luz del sol, la chica sacó un arma y disparó en mi dirección, al cubrirme la perdí de vista; seguido de eso, escuché a Elizabeth gritar, fui rápidamente con ella y encontré a la señora Nadia protegiéndola y a Sara, su cuerpo yacía inmóvil sobre ellas. La habían asesinado, nuestro querido espía por fin aparecía. Mike.

El Chico del CircoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora