Sangre desolante

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En este atardecer moribundo,
donde el cielo se tiñe de carmesí sombrío,
fluyen lágrimas rojas, lamento profundo,
testigo mudo de un amor perdido en el frío.

En cada gota, un eco de dolor y desesperanza,
historias desgarradas por el destino implacable,
se derraman, frías como la añoranza,
en el alma del mundo, un gemido insondable.

Sangre que brota en el campo de la desdicha eterna,
en la piel herida, marcas de un pasado desvanecido,
marca indeleble de una vida que se desinterna,
en el corazón del hombre, un vacío compartido.

¿Quién enjugará este río de tristeza sin contorno?
¿Qué susurro detendrá este torrente implacable?
En cada gota, un recuerdo que el alma trastorna,
en cada ser, un eco de un amor ya impensable.

Sangre desolante que teje un telar de sombras opacas,
cicatrices vivas de un ayer sin luz ni consuelo,
pero en cada herida, un anhelo que las manos atrapan,
que la paz y el perdón sean el nuevo vuelo.

Sueños RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora